Este jueves 16 de noviembre, bajo un sol radiante las Madres de Plaza de Mayo realizaron la Marcha N° 2379, junto al compañero Demetrio Iramain, la actriz y amiga de las Madres, Luisa Kuliok, y el cierre de Carmen Arias.

En una jornada marcada por ser el último jueves antes del aniversario del cambio de casa de nuestra presidenta eterna Hebe de Bonafini, y por estar a días del balotaje de este domingo, que definirá entre el candidato de -Unión por la Patria, Sergio Massa y el de La Libertad Avanza, Javier Milei, quién será el próximo presidente de la Nación, Demetrio tomó la palabra.

“Nosotros somos muy respetuosos del código electoral, de la Constitución, no como otros que ya, antes de que se haga la elección están anunciando que va a haber fraude. Siempre confiando en la verdad de nuestro pueblo, en las decisiones soberanas de nuestro pueblo nos gusten o no nos gusten. Siempre con nuestra verdad», comenzó.

A su vez, aseguró, «confiamos en el resultado del domingo, pero sabemos que a partir del 10 de diciembre empieza otra lucha, otra etapa de la misma lucha de siempre. Entre esas cosas, tenemos que analizar muy seriamente cómo llegamos hasta acá”, reflexionó y condenó a quienes “abiertamente reivindican la dictadura, a los genocidas, y apelan a los mismos métodos que los genocidas para amedrentarnos, perseguirnos, hostigando. Cómo es que ellos hoy son una opción de poder y están en un balotaje”, apuntó. Además, Demetrio exigió al Poder Judicial y a la política una explicación por la proscripción a Cristina Fernández y Kirchner, y por el atentado contra su persona.

Para cerrar, Demetrio leyó un poema dedicado a Hebe:

“Hebe fue las cosas, los hechos, no el estudio sobre ellos. El verbo de los acontecimientos, no sus crónicas.

Su mayor ascetismo fue su pasión. Su noción de acuerdo: una provocación.

Fue el sol, el fuego del sol, la luz que proyecta el fuego del sol, el calor que arde en la luz que proyecta el fuego del sol;

mientras otros, apenas, matándose por alguna de sus sombras.

Hebe no fue la palabra que nombra, sino lo que nombra la palabra.

Sujeto de su objeto. El ello. Su para sí.

Y todo así como una pulsión de vida.

Eso.

La quise exactamente por eso, como tantos, al reverso de otros tantos también, que la detestaron por lo mismo que yo, pero al revés.

Una vez me dijo que vamos a ganar. Que el domingo vamos a ganar.

Y yo aún le creo, porque, eso sí, y ahí soy irreductible: nunca, pero nunca nunca, mintió.

Ni para tomar aire.

Vive todavía ahí, en sus verdades desnudas, incómodas, como gravedad que rige tanto en el peso de un piano, como en la densidad de una pluma”, recitó Demetrio. “Gracias Hebe. Seguís con nosotros, hasta el jueves que viene”, concluyó el compañero Iramain levantando a la militancia.

Al término del poema, sonaron consignas de amor para nuestra presidenta eterna que llenaron de emoción a la Plaza, y fue el mejor comienzo para la invitada del día, Luisa Kuliok, que con una sonrisa cálida como esta tarde, pidió permiso y tomó la palabra.

Acto seguido, la ex protagonista de Amo y Señor, entre tantos éxitos de la televisión argentina, eligió traer al presente una entrevista de nuestra amada Hebe del año 1999, que extrajo del libro escrito por Juan Andrés Braceli y Rodolfo Braceli “Madre argentina hay una sola”, y ante una Plaza atenta, leyó:

“Soy una madre que tiene hijos desaparecidos, claro. Pero nunca cuento lo personal. Creo que una de las cosas más importantes que hemos hecho las Madres es no centralizar en nuestros propios hijos la lucha.

Lo mío se dice así: Tengo dos hijos desaparecidos, y mi nuera, 26, 23 y 22. Y toda la familia destrozada porque mi marido murió por eso, y mi padre murió de un ataque, y también murió mi único hermano. Un destrozo total. Pero tengo una hija de 33 años.

El asunto, es que yo traté por todos los medios de que las Madres dejaran de preguntar y preguntarse qué les pasó a sus hijos, y preguntaran en cambio, qué les pasó a nuestros hijos. Porque lo que les pasó a nuestros hijos les pasó a muchos, a miles. Algunos de esos no tienen madres que los busquen, o no tienen familia, otros tienen madres que no reconocieron la lucha.

Para nosotros, lo más difícil fue primero, socializar la maternidad, dejar lo personal por lo colectivo y después, empezar a reconocer la lucha revolucionaria de los chicos. Que cada madre no dijera más ‘mi hijo no hizo nada’, y que empezara a decir ‘mi hijo hizo, y por suerte que lo hizo’. Pero al principio nadie quería decir esto, había que cuidarse.

Esta historia, es muy fuerte pero no puede reducirse a lo personal. Mucha gente no sabe ni cómo se llamaban mis hijos, no importa eso no es lo esencial. Lo natural es que cada madre piense ‘mi hijo es el mejor’. Pero sí hay que tener fuerza para sobreponerse al dolor de los dolores: un hijo arrancado.

Hay que tener más fuerzas, en seguida, para no quedarse, para ir más allá de la idea personal, individual. Recién cuando damos ese paso hacemos algo por la condición humana. Pero ese paso, cuesta tanto como aprender a caminar.

Con esto del fin del milenio, me piden una reflexión… yo doy la misma de cada día, le digo a la gente, a mi pueblo, que no se dejen volver más por los charlatanes de ocasión. Que se de cuenta cuánto poder tenemos y cuánto podemos hacer. Que no queremos que los demás decidan por nosotros. Que empecemos a decir NOSOTROS. Pero que, sobre todo, apuntemos todas las baterías, los esfuerzos, en lo más chicos, porque son el presente y el futuro más fuerte. La responsabilidad más grande que tenemos y me parece que es ahí donde tenemos que ir, a ellos. A demostrarle que la lucha se hace con amor, que la política no tiene porque ser siempre fría y calculadora.

Se hace política con amor, con sentimiento, con solidaridad. Y dejemos de pensar en la plata y empecemos a pensar en la vida. Aprendamos a preguntarle al otro ¿Qué te duele? ¿Qué te pasa? ¿Me necesitas? ¿Puedo estar con vos? ¿Queres que te acompañe? Aprendamos eso, aprendamos a preguntarle de a uno si nos necesitan en vez de estar frente a la computadora, o en internet todo el día. Aprendamos a estar frente al otro. Aprendamos a mirarlo a los ojos.

Aprendimos. Aprendió la sociedad en su conjunto con lo que pasó en los años de la dictadura. Algunos sí, y otros no, pero no sé si aprendimos lo necesario para que no nos vuelva a pasar. Esto es porque no hay ideología.

La conciencia viene con la ideología, acá falta ideología. Cuando no hay ideología todo se desvanece. Un día quemaron Santiago del Estero y como no hay ideología al otro día apagaron el incendio, pusieron unos pesos, y chau. Cuando hay ideología se sigue para siempre.

La lucha es de hoy, y de mañana, y de después. Nosotras no nos ponemos un tiempo, nosotras no queremos ganar. No estoy luchando para tener un cargo político, yo no quiero nada de eso. Les quiero dejar la certeza de un mundo mejor. Les quiero dejar la imagen más sana de la solidaridad, el internacionalismo para amar a todos. A todos. Sean negros, peruanos, bolivianos, esos que ahora queremos echar del país como nos echaron a nosotros de todos lados.

Un cofre. Yo quisiera dejar un cofre lleno de cosas. Lleno de esperanzas. Repleto de sueños. Porque soñar es la cosa más hermosa que a uno le puede pasar. ¿Qué es, qué queda de uno si uno no tiene sueños? Yo todos los días sueño. Todas las noches sueño. Todas las mañanas me levanto con un sueño nuevo.

Hebe de Bonafini”, leyó Luisa levantando a toda la Plaza de Mayo que volvió a cantar y a recordar a nuestra compañera eterna.

Para finalizar, llegó el turno de la Madre de Plaza de Mayo Carmen Arias, quien también trajo al presente un discurso de Hebe del diciembre de 2011, cuando Cristina Fernández de Kirchner asumió su segundo mandato después de haber alcanzado el 54% de los votos. “Hacía un año que ya no teníamos a Néstor con nosotros y había sido un 2011 duro, porque desde el mes de mayo las Madres éramos objeto de una potente operación política judicial y mediática, tras la estafa que sufrimos en nuestro proyecto de construcción de viviendas. Por eso fue muy importante el homenaje que todas las fuerzas parlamentarias nos hicieron en el Congreso de la Nación”, relató Carmen y pasó a leer lo que dijo Hebe en aquel marco.

“Hay una sola cosa que yo quiero expresarles, estamos viviendo un momento único donde somos felices, y yo quiero que aprendan a disfrutar la felicidad de la lucha. El que no lucha no sabe lo que se pierde. Yo soy una apasionada, una fanática de la lucha.

Ayer, cuando los médicos se reunieron para ver qué me estaba pasando, tuve unos problemas de asma y les dije, ‘miren doctores, ustedes saben mucho, pero yo mañana al acto voy a ir. Sea como sea. Y voy a ir porque es un proyecto que tengo en mi vida y una decisión que he tomado: voy a luchar hasta el último aliento y no me voy a morir en una cama. Me voy a morir luchando y más ahora que tenemos cuatro años difíciles por delante.

No se crean, van a ser felices, qué esperanza. Y todos los que dicen querer a Néstor y a Cristina tienen que ponerse a hacer algo. Es mentira que no se puede. En el último lugar, el más chiquito del barrio, en la escuela más lejana, tenemos responsabilidades y compromisos.

Por eso, me parece que hay que disfrutar este momento. Hay que sentir la revolución todos los días y todas las mañanas cuando uno se levanta. ¿Y saben porqué tiene que ser apasionada la lucha? Porque tenemos que entender que esa consigna de las Madres, ‘el otro soy yo’, es verdad. No importa nuestro cuerpo, nuestros dolores y fatiga. Eso no tiene que importar, porque hay otros que la pasan mucho peor.

Yo ayer estaba mal. No podía respirar. Estaba ahogada. Y en la clínica me llega una carta de una señora que me dice que tiene 12 hijos y que está en situación de calle. Entonces, ¿Cómo voy a pensar en mí?

Todavía hay mucho que hacer. Pero nosotros somos el país, la patria, los responsables de que todo vaya mejor. Somos los responsables de que todo lo que nos vaya a pasar.

No empecemos a echarle la culpa a los demás. No luchen por puestos políticos, chicos. Los puestos son pasajeros. Luchen para hacerse firmes, fuertes y revolucionarios. Los revolucionarios no nacen, se hacen cuando comienzan a pensar en el otro”, leyó Carmen, y con el corazón en la boca, comento: “Gracias Hebe por esa entrega que mantuviste firme hasta tu último día, 11 años después de ese acto”, cerró.

Entre todos los compañeros y compañeras presentes, se encontraba el secretario adjunto de la CTA de los Trabajadores y líder de ATE Capital, Daniel “El Tano Calatano, la ex interventora de la AFI, Cristina Caamaño, y Pedro Lanteri, ex director de la radio de las Madres.

 

 

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