En horas del mediodía, tras una mañana calurosa mañana que anticipó el verano, el cielo se volvió gris y una tormenta azotó la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, una vez más, como todos los jueves desde hace más de 41 años, las agujas se detuvieron a las 15.30, hora en que las Madres iniciaron su marcha Nº 2119 alrededor de la Pirámide de Mayo.

Una vez cumplidas las dos vueltas, portando una bandera con la inscripción “41 años pariendo memoria y futuro” fue tiempo de los discursos en el espacio de “La Hormiguita Colorada”, a cargo del periodista Demetrio Iramain; el referente de La Garganta Poderosa, Ignacio Levy; y la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

El primero en hacer uso de la palabra fue Iramain, quien celebró “un nuevo jueves de ocupación política en Plaza de Mayo”. Iramain dedicó “unos párrafos a nuestras queridas Madres de Plaza de Mayo”. En ese sentido se explayó: “No está mal hablar de ellas porque, para nosotros, son la gran inspiración para nuestra lucha, y nuestra gran universidad para formarnos son sus pasos, sus pañuelos  y su ejemplo”.

Además, destacó que “después de 42 años de lucha todos reconocen la valentía y generosidad de las Madres a la hora de poner el cuerpo en los peores momentos de la Argentina” y resaltó “los aportes teóricos a la subjetividad política de nuestro pueblo”. Y, en particular, se refirió a un tema que está en boga desde hace un tiempo: la tan ansiada y anhelada “unidad para enfrentar a un gobierno asesino y criminal”.  

“Basta mirar su ejemplo y trayectoria. ¿Cómo han hecho para unirse?”, se preguntó y a continuación reveló un dato que “no todos conocen”: el que refiere a que “una de las condiciones cuando las Madres comenzaron a juntarse fue la de no preguntarse entre ellas dónde militaban sus hijos… para que nada entre ellas las divida. El objetivo era la disposición para luchar contra la dictadura”.

Otro de los aportes al que hizo mención fue cuando las integrantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo rechazaron la reparación económica, en pleno gobierno neoliberal de Carlso Menem. “Las Madres rechazaron esa reparación y gritaron bien alto que `la vida solo vale vida´”, recordó.

Según Iramain, el tercer aporte teórico a la subjetividad política nacional ocurrió a fines de la década del noventa cuando “en una decisión enorme, las Madres decidieron convocar al pueblo a que se forme ética y políticamente para poder enfrentar al enemigo”, en referencia a la creación de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.

Para concluir, el periodista resaltó la importancia de esa decisión en un contexto en que “las organizaciones traban de asegurar la comida del pueblo”. Iramain ponderó la lucidez política de las Madres a la hora de crear la universidad: “Ellas levantaron cabeza y nos hablaron de la importancia de formar cuadros políticos para la liberación”.

En tanto, el referente de la Garganta Poderosa, Nacho Levy, inició sus palabras diciendo “gracias, mamás”, en referencia a las mujeres del pañuelo blanco. Inmediatamente vinculó la marcha de cada jueves con la historia de los barrios: “La marcha de las Madres no se suspende por lluvia; la pobreza, tampoco. La marcha de las Madres no se toma vacaciones; la pobreza, tampoco. La marcha de las Madres no se puede detener con represión; la pobreza, tampoco. La historia de nuestros barrios, que son hijos de las Madres”.

Luego, continuó contando qué pasa en los barrios más humildes en los días que llueve, como hoy: “Estamos para contarles que ahora mismo corre peligro la vida de un montón de vecinos y vecinas de los barrios porque se empiezan a chorrear los cables de tendidos eléctricos precarios que están iguales hace cuarenta años, como corrió riesgo la vida de la compañera Gilda, de la Corriente Villera Independiente, que murió electrocutada en la villa 21-24 un día como hoy”. “Ahora mismo tenemos un montón de compañeros que están desesperados sacando un montón de ropa de los cajones de abajo, si tienen la suerte de tener placard, porque si queda en el piso seguramente quede arruinada”, continuó. También sostuvo: “Mabel debe estar llorando, vecina de mi pasillo, la tira 6 del barrio de Zavaleta, desde hace 60 años ‘un núcleo habitacional transitorio’. Si ponen la tele ahora deben estar discutiendo quién le puse frazadas al auto para que no se le abolle, si van a hacer cucharita si van a mirar una película. Mabel está llorando. Hace 60 años que cada vez que llueve, Mabel llora porque a la indignidad no te acostumbrás nunca. Cuando te cae un chorro de agua en el colchón de tu hija porque no tenías ni pasarle una mano de ceresita al techo de chapa, y del piso te sale mierda porque las cloacas están tapadas desde hace cuarenta años, es muy difícil sentirte una cosa que no sea un sorete. Te sentís otra cosa cuando vecinos que no se inundaron tanto como vos agarran una pala o una escoba y te vienen a ayudar. Esa cultura de la solidaridad, la reivindicamos cuando reivindicamos la cultura villera”.

En otro tramo, se refirió a su participación, en nombre de La Poderosa, en el Congreso de Clacso que se desarrolla esta semana: “Tuvimos la oportunidad de llevar nuestra voz a una instancia académica para decir que no siempre se puede, no siempre se debe hablar en el mismo tono solemne y monocorde. A veces hablan con la misma templanza de la Revolución Francesa que de la pobreza, porque la tienen a la misma distancia. Cuando la mierda te llega a la rodilla, lo que está mal es que no grites y las malas palabras son las que no decís”. “Le pedimos a la academia que vaya abriendo paso a un tiempo en el que podamos abolir el concepto de ‘Extensión Universitaria’, como si nuestros barrios no fueran parte del universo constitutivo de la universidad”, añadió. “Y ojo que lo mejor de la academia está ahí”, completó entre aplausos.

“A veces desde una perspectiva progresista nos vienen a decir que van a ‘dar’ educación popular. ¿Cómo dar? Vengan a recoger también que el mundo funciona bastante mal y no está conducido por las villeras ni por los villeros. Nuestros barrios tienen su conocimiento y lo quieren compartir”.

En otro tramo, consideró: “La educación para todos es un punto de partida, no de llegada. Dicen que la están pensando los estudiantes, los docentes, los no graduados. ¿Y los no estudiantes? Los vecinos de nuestros barrios que tienen 50, 60 o 80 años no son material para descartar. Ellos acumulan el conocimiento que juntaron mientras no estaban en la secundaria, mientras no estaban en la universidad, mientras no estaban en un trabajo en blanco, estaban con los pies en el barrio viendo de primera mano y estudiando qué funciona y qué no funciona de las teorías que otros aprenden en jaulas de paredes y libros”.

En sus palabras, también aludió a la lamentable función de los periodistas de los medios hegemónicos: “Los periodistas de alta gama cobran por ir a una marcha y no van. En nuestros barrios hay vecinas que cocinan para novecientos chicos con trescientas raciones y cuando terminan de cocinar van a poner el cuerpo a la plaza como lo hacen las Madres para luchar por un futuro mejor y se tienen que bancar que les digan ‘pagas que cobran’”. A ellos se dirigió entonces: “No les estamos pidiendo que vengan a la villa a cubrir los operativos clandestinos. Les estamos pidiendo que bajen de los estudios de Canal 13 en la 9 de Julio y caminen doscientos metros para ver la cacería y la razzia humana que vivimos los movimientos populares cuando votaron el presupuesto”.

En otro momento, Levy ligó al saqueo económico con el aparato represivo: “No son cosas escindidas”. En ese marco, se refirió al asesinato Rodolfo Orellana: “Asesinaron a sangre fría a ‘Ronald’, militante de la CTEP que estaba peleando en una toma de tierras por su derecho a la vivienda. Eso pasó esta madrugada”. Allí también aludió a la tremenda situación de cientos de personas que se alimentan de los basurales y que pasan hambre.

“El viernes pasado teníamos una cuadra de 50 personas a las cuatro de la tarde esperando la comida que se reparte gratis a la noche porque todos saben que se acaba. Muchas vecinas y vecinos trabajan gratis en los comedores para asegurarse la comida que reparten gratis porque todos saben que se acaba”.

Por último, volvió a referirse a las Madres y agradecerles su apoyo permanente: “Cuando salió el primer número de la Garganta nadie nos conocía. No teníamos respaldo financiero ni nada. Y no nos preguntaron absolutamente nada para salir a bancarnos cuando nos cagó a palos la Policía Bonaerense y nos metieron presos en Villa Gesell. Hebe se cargó a todas las cámaras que la siguieron y vino caminando por la tira 6 hasta la 85 bis de Zavaleta para pedir la renuncia del comisario y hacer visible lo que nos estaba pasando”. “Y así como estuvo en ese momento, cuando nadie nos conocían, estuvo también ahora cuando nos agarraron en una cacería en la 9 de Julio”, agregó.

“Las amamos porque como defienden a sus hijos y defienden a los nuestros. A las Madres no le pedimos nada, les debemos todo. En nuestros barrios, nuestras asambleas están paradas de manos para honrarlas, para cuidarlas y para abrazarlas una y 30.000 veces”, finalizó.

El cierre estuvo a cargo de la presidenta de la Asociación, Hebe de Bonafini, quien admitió sentirse muy “emocionada” por las palabras de los oradores que la precedieron. “Esta plaza tiene eso: nos emocionamos, nos reímos y lloramos”.

Luego anunció que durante la jornada del miércoles recibió un presente enviado por el Papa Francisco, un libro sobre el Ave María que el Sumo Pontífice dedicó a estas luchadoras que hace más de 41 años iniciaron una marcha que aún no se detiene. Hebe leyó la dedicatoria de Francisco luego de resaltar que la publicación había sido “muy criticada por el diario La Nación”: ‘¿Cómo hacer cuando uno se encuentra con una Madre de Plaza de Mayo a la que le tiraron su hijo al río desde un avión? ¿Cómo hacer para decirle `el Señor está contigo? Yo me callo y les permito todo, todo. Me callo y les permito todo. Las tomo de la mano y las acompaño’, fueron las palabras, de puño y letra, escritas por el Papa en el libro enviado a las Madres y leídas por Hebe.

En ese sentido, Hebe agregó: “Esta era la pregunta de las Madres: ‘¿Dónde está Dios, que no vio nada?’ ‘¿Dónde estaban los curas que bendecían cuando tiraban a nuestros hijos vivos al mar?’ ‘¿Dónde están las buenas monjitas que delataban en Romero a algún compañero que se jugaba la camiseta?’ La iglesia nos difamó. Solo querían hacer misas por los muertos, no por desaparecidos. Por eso, íbamos a las iglesias y cada cuatro personas nos poníamos una de las Madres para comulgar y decíamos que lo hacíamos por nuestros hijos desaparecidos. Los curas se enojaban y decían que cambiáramos la liturgia. Nosotros queríamos que la gente que iba a las iglesias supiera que había más de 30.000 desaparecidos”.

Esa situación le permitió narrar el accionar de Emilio Grasselli, secretario del vicario castrense durante la dictadura, que tenía un fichero con información de todos los desaparecidos: “Ahí nacimos, en ese lugar, cuando Azucena dijo ‘vayamos a la Plaza’. “Esto que dice el Papa me da pie para que yo siga diciendo que el presidente y toda su runfla son unos reverendísimos hijos de mil puta”, concluyó entre aplausos.

 

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