En otra tarde gris de abril, las Madres de Plaza de Mayo realizaron la Marcha de los Jueves N° 2453 junto a la militancia, Demetrio Iramain y Juan Caccamo, funcionario bonaerense y referente de la UB «Hebe de Bonafini» del Frente Social Peronista de Quilmes. Además, el cierre de Carmen Arias y Josefina «Pina» de Fiore.

En un comienzo, Demetrio tomó la palabra e invitó a toda la militancia a la actividad que el próximo 30 de abril se va a llevar adelante en el ECuNHi por los 48 años de lucha de las Madres, con la presencia de Carmen; Pina; Visitación de Loyola; Irene Molinari; Sara Mrad; María Dominguez; Azucena Díaz y Beba.

Más adelante, a dos semanas del rechazo en el Senado al pliego de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla propuestos por Javier Milei para integrar la Corte Suprema, Demetrio retomó el tema desde la Plaza de Mayo para denunciar un nuevo fallo escandaloso. “Más o menos a esta hora, el Senado de la Nación le rechazaba el acuerdo a los dos jueces que había propuesto Milei”, recordó, y advirtió que uno de ellos, García-Mansilla, antes de renunciar se apuró a firmar un fallo “vergonzoso”: el sobreseimiento definitivo del juez Pedro Cornelio Federico Hooft.

Se trata de un juez “nefasto”, dijo Iramain, que “fue nombrado en la dictadura, no era juez antes: empezó a serlo a partir de un decreto del gobernador de facto de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean, en 1977”. Hooft fue señalado como partícipe en la llamada Noche de las Corbatas, una de las operaciones represivas más simbólicas ocurridas en Mar del Plata, que incluyó el secuestro y desaparición de abogados laboralistas como Norberto Centeno.

“El juez estuvo involucrado ahí. Y por eso fue juzgado. Primero zafó de un jury de enjuiciamiento para destituirlo. Pero después fue a juicio penal. Y ese juicio penal fue el que finalmente terminó hace dos jueves atrás con este sobreseimiento definitivo que le dio la Corte Suprema”, explicó.

Iramain calificó la situación como “casi una metáfora”: “Este juez —García-Mansilla— entró por la ventana y, sabiendo que el Senado le rechazaba el pliego, igual se apuró a firmar un fallo para sobreseer a quien es evidentemente un compañero ideológico de él”.

Pero no se detuvo ahí. El orador destacó que la complicidad de Hooft no terminó con la dictadura, y que su rol durante el gobierno de Raúl Alfonsín fue también profundamente cuestionado por las Madres. “En marzo de 1985, cuando Sandro Pertini —el presidente italiano que fue el primero en recibir a las Madres en 1978— venía a Buenos Aires a entrevistarse con ellas, Hebe no estaba para recibirlo. ¿Por qué? Porque decidió ir a Mar del Plata. Porque Hooft, que ya era un ‘paladín’ de los derechos humanos para el alfonsinismo, había ordenado una exhumación en el cementerio de Mar del Plata.”

Aquella medida judicial fue rechazada por la madre de una compañera secuestrada, que no quería que su hija fuese identificada en ese operativo. “Hebe fue para cumplir con el pedido de esa compañera. E hizo un escándalo tal que el operativo tuvo que suspenderse. Después lo hicieron, claro, pero lo que quería era demostrar públicamente el rechazo a esa política.”

La consecuencia fue inmediata. “Hooft la denunció por entorpecer una medida judicial. Hebe fue procesada. Se pidió su prisión preventiva. El juez que la ordenó fue García Collins, otro atorrante que años después sería destituido por coimero. ¡Qué novedad!”

Demetrio señaló que, aunque la orden de detención no se concretó, el intento tuvo un efecto boomerang: “Ordenar la detención de Hebe lo que generó fue que se entienda la racionalidad de las Madres. Que no era locura, que no era capricho: era una acción política profunda y necesaria”.

Y explicó: “Las Madres decían que lo que se quería montar era un show del horror. Que no había decisión política de condenar a los responsables. Que la exhumación de cadáveres no venía acompañada de justicia real. Que no querían que se identifique a quién pertenecían los huesos, sino quién había puesto la picana. Quién había dado las órdenes. Quiénes habían endeudado al país para imponer un plan económico que necesitaba la desaparición de 30 mil compañeros y compañeras”.

Además, apuntó contra quienes hoy intentan lavar la imagen de Pedro Hooft. “Lamentamos que muchos recuerden a Hooft como un juez de los derechos humanos, y omitan esta otra parte. Esa historia tan dura que las Madres llevan inscrita en su pañuelo y que muchas veces se pasa por alto porque es muy cuestionadora de muchas actitudes cómplices.”

En ese sentido, Iramain recordó un dato revelador: “Cuando a Hooft lo sometieron al jury de enjuiciamiento, ¿quién fue uno de sus principales testigos de apoyo? Julio César Strassera. Sí, Strassera, el fiscal estrella de los derechos humanos para el alfonsinismo, fue a decir que no lo destituyeran, que era un campeón de los derechos humanos. Las Madres lo cuestionaron cara a cara, una y otra vez, aunque muchas veces se quedaran solas.”

Pero la soledad, dijo, no era tal: “Las Madres muchas veces parecían solas, pero su fortaleza son los 30 mil. Y lo siguen siendo, compañeros y compañeras. Esta marcha, esta plaza, estos pasos alrededor de la Pirámide cada jueves, son los de las Madres, son los nuestros, pero son también los de los 30 mil. Y no los vamos a traicionar nunca.”

Con ese mismo espíritu, Iramain cerró con un mensaje claro frente al avance del negacionismo y el intento de volver atrás. “Por más que en el país soplen a veces vientos que nos quieren convencer de otra cosa, no los vamos a abandonar nunca. Como no vamos a abandonar nunca a nuestros compañeros y compañeras. Como no vamos a abandonar nunca a Cristina Fernández de Kirchner. Como no vamos a abandonar nunca a Axel Kicillof.»

Más adelante, Juan Caccamo tomó la palabra, saludó a las Madres y reconoció que estar en la Plaza es uno de sus mayores honores como militante. “No existió mayor orgullo militante en toda mi vida que estar hoy acá, sosteniendo este micrófono, en la Plaza de las Madres, de Hebe, de los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos. La Plaza del pueblo”, expresó conmovido, al iniciar su intervención.

Con una fuerte carga emotiva, Caccamo recordó su paso por la Universidad Popular de las Madres a fines de los años noventa, cuando una generación entera se sentía desorientada ante la profunda crisis de representación política. “Muchos nos acercamos a las Madres, a esa universidad popular, a ese café literario. Y ahí supieron mostrarnos, enseñarnos, formarnos políticamente”, rememoró. Como estudiante de Trabajo Social, relató cómo ya en su tercera clase fue enviado a hacer trabajo territorial concreto en los barrios más postergados: “Trabajo social verdadero, a lo profundo de La Matanza”.

En ese mismo camino formativo, relató el origen de la carta que escribieron con su agrupación para homenajear en vida a nuestra eterna compañera. La respuesta, fiel a su estilo, fue una lección de política: “Hebe nos dijo que no quería homenajes individuales, que prefería que nuestra unidad básica llevara el nombre de las Madres de Plaza de Mayo. Ahí nos recordó que la lucha es colectiva, que nunca es individual. Ustedes dan testimonio de eso todos los días”, señaló mirando a Carmen Arias y al resto de las Madres presentes.

“Bueno, la desobedecimos un poco”, admitió entre risas, explicando que finalmente el mural que acaban de inaugurar lleva el nombre de nuestra compañera. “También nos enseñó a ser desobedientes en algunas cosas”, justificó. El mural, detalló, se encuentra en el barrio obrero y popular de La Yapi, en Quilmes. “Sentíamos que era bien representativo de lo que significa Eve. Porque los héroes de la patria viven en nosotros continuamente”.

En ese sentido, el referente de la UB «Hebe de Bonafini» del Frente Social Peronista de Quilmes subrayó que la lucha de las Madres sigue siendo faro en este tiempo de crisis. “Hoy, resistir es vencer, compañeros y compañeras. Porque el modelo político, económico y social de la dictadura genocida se repite con otras caras. Hoy tiene la cara de Milei, como antes la tuvo Macri, como antes la tuvo De la Rúa, que regó de sangre esta misma Plaza de Mayo”, denunció. “Pero el patrón es el mismo: saquear la patria”.

En ese marco, hizo un llamado urgente a la dirigencia política y al campo popular a estar a la altura del momento histórico. “Cuando Milei dice que viene a destruir el Estado, no lo dice en abstracto: lo hace todos los días. Cierra escuelas, hospitales, vende nuestros recursos naturales, nos mata de hambre. Por eso la unidad no puede ser solo para ganar elecciones, sino para recuperar el camino de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política”, afirmó.

Destacó especialmente el rol del gobernador bonaerense: “En la provincia de Buenos Aires gobierna un compañero, Axel, que expresa nuestro modelo de país. Todo lo que tenemos que hacer es fortalecerlo desde el lugar que nos toque. Porque mientras el gobierno nacional nos asfixia con recortes y provocaciones, Axel está ahí, gestionando, resistiendo y representando al pueblo”.

Criticó con dureza los debates estériles dentro del peronismo: “No nos podemos dar el lujo de andar ventilando nuestras diferencias políticas por Twitter. Eso solo nos debilita frente al enemigo. Tenemos que recuperar el sentido común y volver a poner el foco donde importa: en el pueblo”.

Para cerrar, reivindicó la vigencia de los liderazgos populares: “Néstor y Cristina están en nuestro ADN junto con Perón y Evita. El amor que el pueblo siente por Cristina es innegable, pero también el cariño por Axel es genuino, se lo ganó caminando, escuchando y gestionando. Y todo eso que construimos, lo vamos a defender como siempre defendimos a nuestras Madres”.

“Muchísimas gracias, Madre. Muchísimas gracias, compañeros y compañeras. ¡Hasta la victoria siempre!”, concluyó.

Por último, Carmen Arias tomó la palabra en nombre de las Madres para cerrar la Marcha con una advertencia contundente: “Las Madres queremos advertirle al pueblo lo grave que acaba de hacer el gobierno de Milei: endeudarnos por generaciones. Pero además, a ciegas.”

Con la claridad de siempre, denunció la opacidad con la que el gobierno negoció con los Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional, y exigió respuestas: “El pueblo exige saber a qué vino el secretario del Tesoro Norteamericano. El pueblo exige saber qué entregaron el ministro Caputo y el presidente Milei a cambio de un nuevo préstamo que condiciona aún más al país. El pueblo exige saber porque tenemos derecho a conocer la verdad de este robo.”

Arias también recordó que los verdaderos dueños de las riquezas del país no son los funcionarios de turno, sino el pueblo: “El soberano del litio, el agua, el petróleo de Vaca Muerta, el gas, el acuífero guaraní, los glaciares, la flora y la fauna de los mares continentales, es el pueblo, no los funcionarios estafadores que gobiernan.”

Con firmeza, anticipó que habrá consecuencias para quienes hoy saquean el país: “El presidente y su cría están de paso por el gobierno, pero cuando esta pesadilla termine el pueblo va a seguir estando. Y sepan muy bien los saqueadores y colonialistas del Fondo Monetario Internacional, que este pueblo NO va a permitir que se lleven nuestras riquezas naturales y humanas, y nos dejen la deuda, el atraso y la miseria.”

El cierre fue directo, sin vueltas: “Efectivamente: esta vez va a ser diferente. Este afano no lo va a pagar el pueblo. Que se prepare Milei para devolver lo que pide prestado. Que no se ilusione el presidente con irse al ostracismo o esconderse en el anonimato una vez que termine su gobierno. Su destino es la cárcel. Lo espera el repudio del pueblo y la vergüenza ajena de la historia.”

Así, con la fuerza de las palabras de Carmen, las Madres volvieron a recordarle al poder que el pueblo no olvida, que sigue de pie, y que lucha por los sueños de los 30 mil.

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