Las Madres enseñan que los pueblos no sólo luchan con el cuerpo, en las calles, sino también en el terreno de las ideas, en las aulas. La creación de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo en abril de 2000 es prueba de ese desafío. Al mismo tiempo, son varias las casas de altos estudios que premiaron a las Madres y reconocieron en ellas que las luchas populares son las que producen subjetividad, teoría y saberes, y no al revés.

En 1996, Hebe de Bonafini, en nombre de sus compañeras, recibe su primer doctorado Honoris Causa por la Universidad de California, en Riverside, Estados Unidos. Años después, el 17 de octubre de 2007, es la Universidad de Bologna, la más antigua de Occidente, la que le otorga a Hebe de Bonafini y en su persona a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, su máxima distinción. Tres años más tarde, en junio de 2010, es la Universidad Nacional Experimental del estado de Yaracuy (UNEY), en Venezuela, la que decide el mismo premio.   

No sería el último Doctorado Honoris Causa: en julio de 2015, la misma condecoración es resuelta por la Universidad Nacional de La Plata, y más acá en el tiempo, en diciembre de 2021, por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la entidad académica más antigua del continente, única estatal de la República Dominicana, fundada en el año 1538.

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