En diciembre de 1992, Hebe de Bonafini recibe en la sede del Parlamento Europeo, situada en Bruselas, capital de Bélgica, el premio Sájarov, máxima distinción que otorga anualmente ese organismo de la Unión Europea. En su discurso de recepción del galardón, Hebe aclara que lo recibe “en nombre de nuestros hijos que fueron los primeros que lucharon por la libertad. Y lo queremos compartir con todos aquellos que creyeron en nuestra lucha y hoy nos están acompañando”. La alegría por el premio no evita que Hebe denuncie los “momentos difíciles se viven hoy en mi país”, donde “hay muchas cosas para hacer. Nuestros hijos no los vamos a recuperar, pero los sentimos vivos, porque ellos nos marcaron un camino de solidaridad y de lucha. Sentimos que nuestros hijos nos impulsan cada día para que cada vez seamos más fuertes. Para que no abandonemos”. Además, afirma que “las Madres queremos que nuestra juventud haga política. Que sienta que cada acción es necesaria. Que luche para transformar un sistema muy oprobioso que nos aplasta, que nos deja sin trabajo, sin educación; un sistema donde no tenemos salud”.

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