En una tarde gris de abril, las Madres de Plaza de Mayo llevaron adelante la Marcha de los Jueves N° 2452 junto a la militancia, Demetrio Iramain, y el gremialista y ex diputado, Edgardo Depetri. En una jornada que coincidió con el paro general convocado por la CGT y otras centrales sindicales, Demetrio abrió el acto celebrando esa coincidencia histórica. “Esta marcha histórica que no se interrumpe nunca desde 1977 coincide con el paro general que estamos reclamando desde hace meses y que finalmente ha ocurrido en el día de hoy”, destacó. Iramain subrayó que se trataba de un logro del movimiento obrero y popular, y saludó a quienes no habían podido adherir a la medida por encontrarse bajo condiciones laborales de extrema precariedad: “A los compañeros y compañeras a los que el sistema capitalista en esta etapa les ha convertido el trabajo no en su trinchera en la sociedad, sino en un elemento disciplinador”.
En ese marco, señaló que el paro también estaba dirigido a expresar la bronca de quienes no podían hacerlo: quienes tienen vedado el derecho a sindicalizarse, quienes están en periodo de prueba, “esa figura antisindical, antitrabajador, antihumana que es tener a las trabajadoras rehenes de un puesto de trabajo”. Reivindicó entonces a quienes sí pudieron parar, pero también a quienes comparten la misma indignación: “Su bronca y sus razones están con nosotros”.
Más adelante, Demetrio se enfocó en un episodio histórico de profunda importancia para la historia del movimiento de las Madres de Plaza de Mayo. “Se están cumpliendo por estos días, abril de 1980, 45 años de un hecho muy traumático en la historia de las Madres. Muy definitorio y muy oculto, hasta que Ulises Gorini lo reveló en su investigación”. Situó a la audiencia en plena dictadura, cuando la Asociación Madres de Plaza de Mayo, entonces una sola organización, contenía en su interior a lo que después se escindiría como Línea Fundadora y también a quienes luego formarían Abuelas. La agrupación ya estaba constituida como asociación civil, con una comisión directiva presidida por nuestra eterna compañera Hebe de Bonafini. Fue entonces cuando una de sus integrantes, María Adela Antokoletz, planteó ante las 20 compañeras que integraban esa dirección institucionalizada una propuesta que traía consigo una carga ética desgarradora.
Según contó Iramain, Antokoletz propuso entregar una lista de 20 hijos e hijas desaparecidos a un contacto que podría, supuestamente, salvarles la vida. Era una promesa desesperada, sostenida por la creciente evidencia de la muerte de los desaparecidos, y justo en el mismo año en que las Madres comenzaban a usar la consigna “Aparición con vida”. La discusión fue intensa, compleja, porque “se libraba sobre una desesperación”. Hebe, junto a algunas Madres, se negó rotundamente. “Plantean que no van a dar el nombre, que no van a permitirse rebajar a salvar a su propio hijo o hija por sobre el resto”, explicó Iramain. La propuesta, que implicaba una salvación individual y secreta, solo posible para esas 20 madres, fue finalmente aceptada por un sector que encabezaba Antokoletz.
Ese episodio marcó la fractura profunda en el movimiento, aunque no se expresaría públicamente hasta seis años más tarde, cuando ese grupo solicitó elecciones internas, las perdió y se retiró para conformar lo que hoy se conoce como Línea Fundadora. “Hebe entendió que la situación era tan crítica que incluso presentó su renuncia como presidenta. Fue María Adela quien fue a buscarla, junto con otras madres, para pedirle que no renuncie. Y Hebe volvió. Pero desde entonces su posición dentro de la Asociación cambió”, relató.
Desde ese momento, según Iramain, Hebe de Bonafini asumió la conducción con una firmeza aún mayor, convencida de que debía pelear por lo que era justo. “Esa decisión, de no entregar el nombre de sus hijos, de no permitir una salvación individual, marcó un momento clave. Fue el momento en que el vínculo filial se convirtió en vínculo político”. Lo que unía a las Madres con sus hijos ya no era solo el lazo de sangre, sino el compromiso con su causa revolucionaria. “Las Madres entendieron que sus hijos no merecían una salvación individual, sino la colectiva. A lo mejor no iban a poder aparecer todos con vida, pero entonces había que construir la manera de aparecérnoslos con vida: continuar su lucha”.
En ese gesto —siguió— se revelaba la grandeza única de las Madres, su generosidad, su claridad. “Cortaron el vínculo filial para privilegiar el vínculo político con los revolucionarios, con sus hijos. Y solo así nos trajeron hasta acá”. Invitó entonces a los presentes a comprometerse con ese ejemplo, “porque ahí hay un camino. Es el más largo, el más difícil, el más complejo. A veces es difícil de explicar, pero es el único que nos va a liberar”.
Finalmente, Iramain destacó que ese legado de 48 años de lucha sigue siendo faro para el presente: “Estamos empezando abril, el mes en que las Madres cumplen 48 años de lucha. Mucho de todo eso nos sirve, nos sirve para el presente y nos sirve para construir el futuro”.
A continuación, el invitado de la Marcha de los Jueves N°2452 Edgardo Depetri tomó la palabra para abrir un mensaje cargado de memoria, política y compromiso. “Primero, un reconocimiento, obviamente, a las Madres. Porque este tiempo que vivimos en la Argentina, a pesar de Milei… este tiempo que vivimos en América Latina, en el mundo, está en una puja permanente, en un escenario de confrontación cada vez más claro entre los trabajadores, el pueblo argentino, y los grandes grupos económicos concentrados del mundo: sean financieros, sean industriales, sean comunicacionales como Magnetto y el Grupo Clarín.”
«Imponen en el planeta, y especialmente en América Latina, un plan brutal que castiga con la desocupación, la pobreza y la miseria a la mayoría del pueblo, pero que concentra, extranjeriza y acumula cada vez más riqueza para unos pocos, vaciando la democracia.” Afirmó que hoy la democracia queda reducida a la posibilidad de votar, pero no de transformar la vida de millones. “Y si hoy hay, como se demuestra, una enorme fortaleza, una dignidad, un grito de decir ‘a pesar de todo, no van a pasar, los vamos a parar’, es este parazo nacional que en unidad el movimiento obrero y los movimientos sociales y populares convocaron. Y eso tiene que ver con las Madres.”
Criticó a quienes miran la historia con miopía: “Algunos compañeros creen que la historia empieza cuando ellos llegan, o creen que la historia termina cuando se van. Pero la historia es una permanente lucha del pueblo argentino contra los grupos de poder. La historia son sucesos que van forjando el destino nacional.”
“Cuando nosotros decimos ‘Milei basura, vos sos la dictadura’, es porque Milei representa a los sectores económicos que hicieron el golpe militar del ’76. Los 30.000 que no están cayeron por defender un proyecto nacional. Fueron asesinados para imponer un plan económico como el que vivimos hoy, con algunas leves diferencias.” Señaló el golpe del ’76 como una ruptura brutal: “Fue para terminar con el modelo económico de Perón y de Eva. Un país industrial, de pleno empleo, fuertes salarios, derecho a la salud, la educación, alimentos baratos, servicios públicos, un Estado garante del derecho del pueblo. Un Estado propietario del petróleo, del gas, de las comunicaciones, de las empresas de producción, de la ciencia y la tecnología. Un Estado del pueblo. Eso fue lo que vinieron a destruir.”
Denunció que, incluso después de recuperada la democracia, “no pudimos gobernar. Pudimos votar, pero no gobernar. El famoso acuerdo con el Fondo Monetario Internacional allá con Reagan nos condicionó desde el principio.” Y aseguró: “Nosotros somos hijos de ese proyecto político, el de los 30.000 y el de las Madres. No se puede analizar de otra manera. Y hoy, en la confrontación con Milei, se vuelven a poner en discusión los dos modelos de país.”
“En democracia, hubo una sola excepción donde el pueblo pudo gobernar y avanzar en un proceso de transformación: fue el gobierno de Néstor y Cristina. Lo decimos no por una cuestión personal, sino política.” Se definió como parte de esa tradición: “Soy dirigente sindical, sigo siéndolo con la CTA Nacional que conduce Hugo Yasky. Al neoliberalismo lo hemos enfrentado siempre. Y esto de ahora es más de lo mismo: es la política de Martínez de Hoz, es la política de Cavallo con el menemismo, es la política de la Alianza, de Macri, y ahora de Milei, más brutal, más descarnada.”
“Te rajan y festejan. Te golpean y te reprimen, como si la sociedad fuera a avalar lo que están haciendo. Si algo demuestra este parazo general es que este gobierno está totalmente derrumbado. Milei no gobierna más. Acá gobierna Toto Caputo, que con los bancos ya se fugó 40.000 millones de dólares con Macri y ahora se va a fugar los 20.000 que ofrece el Fondo. Solo tienen el camino del ajuste y la represión.”
Advirtió sobre el objetivo de ese esquema represivo: “La represión intenta ser una forma de subordinación, para que nadie más pelee, para que no soñemos más, como soñaron los 30.000, como sueñan las Madres todos los días.”
Y llamó a pensar el poder: “Celebro la necesidad de discutir política y estrategia de poder. Tenemos que ser muy claros. Cómo no vamos a reivindicar los mejores momentos que vivimos en democracia. Pero también tenemos que reivindicar la unidad. Porque como se demostró hoy, la unidad del movimiento obrero hizo un paro que hizo temblar a los grupos económicos. Y la unidad del peronismo va a ser capaz de abrir un nuevo tiempo.”
“Este gobierno tiene fecha de vencimiento. Pero no lo vamos a tirar nosotros con una marcha o un paro. Lo van a tirar abajo los mismos tipos que lo pusieron: Techint, el Fondo, un sector de la Justicia, los factores de poder. Porque el pueblo ya le dijo basta. Mientras tanto, hay que resistir y construir organización.”
Recordó también a quienes vienen resistiendo desde el primer día: “Hay compañeros que vienen parando hace mucho tiempo, que este gobierno dejó sin trabajo. Nuestra tarea es prepararnos para ese tiempo nuevo. Mientras resistimos, tenemos que pensar cómo vamos a volver a poner de pie un Estado presente, cómo vamos a seguir metiendo presos a los que asesinaron a nuestros compañeros.”
“Cuando tengamos de nuevo la oportunidad de gobernar, tenemos que garantizar trabajo, salud, educación, jubilaciones, una sociedad integrada. Trabajar por ese proyecto mientras resistimos, con movilización y unidad, levantando las banderas del peronismo y del movimiento nacional. Y también de alguien que es símbolo no solo de resistencia, sino de los gobiernos más importantes que tuvimos en democracia: Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.”
Cerró con una reflexión emocional dirigida a sus compañeros: “Cuando sentimos que las cosas están mal, que no le encontramos la vuelta, que pareciera que es tanto lo que tenemos enfrente… acordémonos de los 30.000. Acordémonos del valor, el coraje, el compromiso y la luz de nuestras Madres de Plaza de Mayo. En este paro general, también son reivindicadas por la mayoría de los trabajadores argentinos y por nuestro pueblo. Gracias, Madres, siempre en mi corazón. Y seguiremos luchando.”
Para cerrar la Marcha de los Jueves, escuchamos a Carmen Arias, que volvió a poner en palabras el sentir colectivo de las Madres de Plaza de Mayo. Con la voz firme y la convicción intacta, saludó con orgullo el paro general convocado por las centrales sindicales, al que calificó como “el primero del año”.
Aunque aclaró que ya no trabajan, que son jubiladas y están viejas, Carmen dejó en claro que las Madres sienten como propia la huelga. “Este paro general es nuestro”, afirmó. No solo lo hizo en nombre de los gremios que lo convocaron, sino de todos los sectores golpeados por el ajuste y la represión: “Es de los jubilados gaseados cada miércoles. Es de los cientos de miles de trabajadores despedidos, de los estatales, de los privados, de los trabajadores en negro. De los reprimidos y encarcelados cuando se sancionó la ley Bases. De Pablo Grillo, ese joven valiente y militante, que puso todo su profesionalismo para documentar con sus fotos la violencia asesina de Patricia Bullrich”.
Con claridad política, Arias sostuvo que el futuro de la resistencia depende del pueblo. “Este gobierno está en la lona, golpeado. Herido, pero no terminado todavía. Lo tiene que acabar el pueblo con su lucha”, dijo. Y en ese sentido, llamó a “votar bien” y “votar en unidad”, con una consigna directa: apoyar a Cristina Fernández de Kirchner y a los candidatos de Axel Kicillof.
Para cerrar su intervención, planteó un horizonte de esperanza basado en la militancia y la organización: “El pueblo tiene que crear las condiciones para que haya unidad y síntesis política en el kirchnerismo, y volvamos a ser lo que fuimos en los 12 años y medio de Néstor y Cristina: la expresión política más fuerte, más clara y más consecuente de las clases populares argentinas en este momento tan confuso y difícil del mundo”.
“Las Madres sabemos que lo vamos a lograr”, sentenció Carmen, antes de despedirse con el ya clásico “Hasta el jueves que viene”.