Acción denunciativa y reivindicación histórica.
No debemos esperar la memoria.
Nadie puede desconocer la cómplice decisión de la Corte en el caso “Muiña” (2×1), tanto como el incuestionable rol político y muestra del pacto espurio que confesaron los Ministros “Supremos” con el poder corporativo.
Más allá de todo análisis sobre monto de penas y leyes rezagadas, lo cierto es que no alcanza con teorizar a la justicia, tampoco asignar ese destino tan importante solo a los jueces, que en privilegio eluden plazos y respuestas: hay que luchar colectivamente para alcanzarla.
Recientemente se condenó en Mendoza a varios jueces como “participes primarios” de delitos de lesa humanidad y por incumplimiento del deber de persecución y represión de delincuentes, todos en contexto del genocidio, algo que las Madres vivimos y sentimos en carne propia, la intervención de la “justicia” en los crímenes junto a muchos civiles que fue ocultada.
Si los ciudadanos respondimos espontáneamente ante la grave posibilidad que militares genocidas estén caminando entre nosotros, esperamos seamos capaces de refractar esa infamia ante los civiles (empresarios, jueces, funcionarios) que no solo caminan entre nosotros, sino que aún conservan el poder y usurpan las instituciones del Estado para continuar su plan de apropiación, despojo y trascolonizacion regional.
El Estado está siendo abandonado por un poder desvinculado del proyecto social emancipatorio y solidario, y que repite como un eco despojos de un infame pasado, arropados en una clase criminal que ejerce su oficio en un escritorio.
La narrativa jurídica de la Corte, que imitan otros jueces, es producto del nuevo relato oficial que procura el olvido, denegando a toda alteridad que del subsuelo resista su relato.
El tiempo no es lineal, como ya lo interpretaban los pueblos originarios, nuestro pasado no deja de retornar, y este presente contiene una memoria que está viva y es capaz de sobrevivir en la conciencia del pueblo inmune de ser mutilada por los cortesanos participes del saqueo contemporáneo.
Todo genocidio es consentido por la indiferencia y el silencio social; redimir la memoria es nuestro compromiso cuando lo que importa es la vida.
Asociación Madres de Plaza de Mayo