Jueves 09-06-2022
Jaime Caicedo, Secretario General del Partido Comunista de Colombia fue invitado a la marcha 2305 de las Madres de Plaza de Mayo, a pocos días de la definición de las elecciones presidenciales de su país. Y como es habitual también se expresaron Hebe de Bonafini y Demetrio Iramain.
Hebe de Bonafini: “Los padres de nuestros hijos desaparecidos no supieron gritar, no supieron enfrentar a la policía como fuimos capaces de hacerlo las Madres”
Otro jueves, aquí, inventando la plaza, adentro de la cocina. No es fácil, todos los jueves les digo lo mismo. No voy a hablar de Larreta que no quiere usar la e, la x, lo que habla todo el mundo. No voy a hablar del avión, estoy cansada de escuchar pavadas. Elegí algo diferente, como el domingo es el día del padre, voy a hablar de nuestros maridos, los padres de nuestros hijos, qué hicieron cada uno, por dónde anduvieron, a quiénes acompañaron. Hubo diferencias, hubo padres que estaban en contra de sus hijos, hubo otros que apoyaron y acompañaron todo el tiempo, hubo padres que se armaron como ‘Padres de la Plaza de Mayo’ que duraron poco. Hubo algunos que eran padres militares o de la marina. En La Plata había tres padres que eran de la marina, íntimos de Massera, que su mujer quería hacer y ellos le prohibían, pero nosotros habíamos encontrado una manera de que esa madre si pudiera hacer la denuncia. Fue muy difícil, muy complicado, al principio ver qué iban a hacer los padres, algunos se juntaron y armaron la ‘Asamblea Permanente’ en La Plata, algunos se juntaron y armaron en ‘Familiares’, la comisión de familiares antes que las Madres, y los que armaron ‘Padres de la Plaza de Mayo’. Y los que nos ayudaron en todo. ¿Qué es ayudar en todo? Muchas de nuestras casas fueron puestas al servicio de la organización porque hasta el 80′ no tuvimos donde reunirnos, o sea, que eran nuestras casas, con lo cual los padres tenían que estar de acuerdo. Muchos estuvieron de acuerdo, y muchos no. Esos padres que no estuvieron de acuerdo, las Madres tuvieron que luchar mucho para poder hacer una reunión en sus casas. El día del padre es para acordarme de todos. A los padres, a casi todos, les costó la vida. Se hizo un estudio en un hospital neurológico de Dinamarca y lo que sacaron en limpio es que todos los padres murieron a los 5 o 6 años que se llevaron a los hijos porque no hablaron. Ayudaron, pero no gritaron, no salieron a la calle, no se desahogaron y se murieron de cáncer o de ataque al corazón, así que la mayoría de nosotras, nos quedamos viudas muy jóvenes. Entre el 80′, el 81′, cuatro o cinco años luego de la dictadura, fueron muriendo todos. Ese dolor enorme los fue matando. Aceptaban que se hicieran las reuniones en la casa, nos traían a Buenos Aires, nos hacían los volantes, nos acompañaban en las marchas de La Plata o de Buenos Aires. Parece que el amor maternal y el paternal son diferentes, y entonces, quisieron armar un partido de fútbol, un grupo para jugar al fútbol, yo les dije: ‘No. Porque si ustedes van a jugar al fútbol y pierden 5 a 0 ¿Perdió Derechos Humanos?’ Porque le iban a poner ‘Derechos Humanos’ al equipo, los ‘Padres de la Plaza’ son los que fueron a la plaza desde el principio acompañando a sus mujeres. El marido de Marta Badillo, el marido de Beba, mi marido en La Plata, Carlos Ramírez Avella, no había muchos porque tenían que trabajar, y las marchas eran a las 3 y media de la tarde, pero acompañaban de otras maneras, hasta que se empezaron a enfermar. Los padres no supieron gritar, no supieron enfrentar a la policía como fuimos capaces las Madres de hacerlo. No sé si por miedo, o por conservar el trabajo, porque a muchos los echaban del trabajo cuando sabían que tenían hijos desaparecidos, y tal vez, eso hizo que no pudieran salir. Los padres nos enseñaron a hacer el primer boletín porque sabían algo de eso, los padres que ponían a disposición su coche para llevarnos y traernos a cuanto lado se nos ocurriera a las Madres. Y los padres que ignoraron y las Madres que vinieron, a pesar, del marido, y esas fueron más valientes. Venir sin el permiso, porque antes las mujeres dependíamos del marido, era como fundamental, cuando uno se casaba, el cura decía que había que seguirlo, y en el Registro Civil el juez decía hay que seguirlo, algunos hombres se la creyeron. Los padres, en el día del padre, yo les quiero mandar el abrazo más grande porque el sufrimiento nuestro se convirtió en miles de voces que gritábamos. Aunque al principio era una marcha silenciosa la nuestra, y ¿saben por qué empezamos a gritar? Porque un día un congreso de médicos vinieron a la Plaza, y nos dijeron: ‘Madres, por qué no gritan’. ‘No, porque es una marcha de silencio y de dolor’ ‘No, tienen que gritar’ ‘Pero en la Plaza no’. ‘Entonces, frente a la Catedral’ y nos corrimos frente a la Catedral y ahí nació la consigna: ‘Vivos los llevaron, vivos los queremos’. Y nuestros maridos, los padres, dijeron ‘Ustedes están mal de la cabeza. Las van a matar, se las van a llevar, sigan en silencio, no griten, no digan’. Pero fue un alivio tan grande gritar: ‘Vivos los llevaron, vivos los queremos’. Era un gran desahogo. A todos los padres, los que supieron, los que entendieron, los que no entendieron, los que no entendieron a los hijos, y querían entender a las mujeres, y era muy difícil no entender al hijo, pero entender a la mujer. Y también el día a los padres desaparecidos, secuestrados, torturados, violentados, mancillados. A los que no los dejaron ser padres porque los secuestraron antes. A todos el respeto más grande en nombre de todas las Madres. Ahora, es difícil que en las escuelas se recuerde el día del padre, en realidad, se recuerda el día de la familia, y me parece bien porque hay muchísimos chicos que no tienen padre, así que saludamos ese día, con un gran respeto, como hacemos siempre. A los que fueron padres, a los que nos entendieron, a los que no pudieron entender a los hijos y a las Madres, a todos donde estén, que nos sigan apoyando, aunque no griten, que nos sigan protegiendo, aunque no sean santos, que nos sigan dando una mano desde el lugar donde estén hasta que nos encontremos, compañeros.
Jaime Caicedo, Secretario General del Partido Comunista de Colombia. “El ‘Pacto histórico’ es un programa que ha resultado de las luchas de los últimos 40 años de nuestro pueblo”.
Estamos a pocos días de una elección presidencial de mucha importancia para Colombia, para el pueblo colombiano y también para América Latina. Estamos confrontando a una sociedad, a un Estado que ha estado bajo el control de sectores muy retardatarios del mundo político y del mundo económico. Nuestro país lleva consigo el rastro de una profunda desigualdad, no solamente en términos de ingresos, y de fortunas, también de pertenencia de la tierra, en el campo. El campesinado ha librado una lucha intensa a lo largo de muchos años. Y todavía necesitamos crear ese espacio de apertura, de cambio, de transparencia, de democracia real. Yo quiero que este mensaje llegue, de una manera honda, al corazón de nuestros hermanos del Cono Sur. Está impreso de un sentimiento de amistad y unidad de América Latina. Nosotros consideramos que América Latina necesita dar un paso real hacia la paz, la independencia real, hacia el no intervencionismo, hacia una garantía de equilibrio y de igualdad para sus hijos e hijas. En el ‘Pacto histórico’ se ha conformado una fórmula encabezada por Gustavo Petro, un economista de muy sólida formación, con conceptos de transformaciones y de cambios. Una candidata a la vicepresidencia Francia Márquez que viene de lo más profundo del pueblo colombiano, en una lucha de fondo como víctima de la violencia, como persona sometida a discriminación por el racismo, etc. Pero el ‘Pacto histórico’ es un programa que no ha sido elaborado en los gabinetes y en los escritorios, es un programa que ha resultado de las luchas de los últimos 30, 40 años de nuestro pueblo. Una lucha por la paz, por la vía de una solución política, por los acuerdos de paz que existen y hacen parte ya de la institucionalidad colombiana, pero que tienen que realizarse, y materializarse en profundidad. Es que tiene que acompañarse de profundas reformas exigidas por los paros cívicos en el país, y sobre todo que se hicieron manifiestas en el gran paro nacional, en el estallido social, que no fue un estallido social espontáneo, si no el resultado de grandes necesidades contenidas, y no resueltas hasta ahora. Es el más grande empujón después del ‘Acuerdo de paz’ suscrito por las FARC-EP con el Estado colombiano en 2016. El paro de 2021 ha sido la más grande escuela de enseñanza de nuestro pueblo, de su rebeldía, y de la legitimidad y profundidad del programa de cambios que requiere, por eso quiero señalar que la experiencia de Colombia Humana, la experiencia de la Unión Patriótica, de la convergencia que ha resultado en este concepto del Pacto Histórico y de su programa alternativo, es sin duda alguna una reivindicación de la más profunda raíz en la identidad de nuestro pueblo. Desde la ciudad de Medellín, donde estoy actualmente, quiero resaltar el enorme sentimiento que inspira en nuestra ciudad el Festival Internacional de Poesía, aquí acompañando a compañeros poetas que son expresión también de la búsqueda de una vida nueva para nuestro país, para nuestro pueblo, para América Latina. Acompañando la lucha por una cultura democrática que permita generar una nueva narrativa de la sociedad, del pueblo y de su identidad. Quiero resaltar el enorme abrazo, nuestro, americano, a todos, y todas en esta coyuntura, y en esta bella marcha de las Madres de Plaza de Mayo.
Demetrio Iramain: “El lawfare sigue intacto en nuestro país”.
En estos días se supo que finalmente Macri y los jueces de la Cámara Federal de Casación, Hornos y Borinsky, no van a ser, siquiera investigados, por los encuentros ilegales que tuvieron durante el gobierno de Macri en la quinta presidencial de Olivos. Esta fue una decisión que tomó el juez de primera instancia, luego de la denuncia presentada hace justo un año por el Ministro de Justicia, Martín Soria, y el diputado Rodolfo Tailhade que denunciaron precisamente esto. Los encuentros que se hicieron allí en Olivos, días antes de que estos jueces dicten fallos muy importantes en causas que eran de sumo interés para el gobierno macrista. Entre ellas, la principal, la del pacto con Irán, la del memorándum de entendimiento, donde, por supuesto, la principal apuntada era Cristina. Causa que después de estas revelaciones se cayó, porque no pudieron seguir sosteniéndola. Sin embargo, el juez Marcelo Martínez de Giorgi, un juez muy conocido, fue el juez que quiso detener a Hebe aquel jueves de agosto del año 2016, desestimó la denuncia. Dijo que no había elementos para seguir investigando, y que no estaban probados los encuentros. Siendo que los mismos protagonistas de esos encuentros reconocieron que estuvieron en Olivos, solo que dijeron que lo hicieron para ‘jugar al tenis’. Una vergüenza. La causa no termina acá porque esa situación que decretó Martínez de Giorgi, podría haber sido apelada y continuada para que la juzgue la Cámara, primero la Federal, luego la de Casación, pero el fiscal que tenía que apelar ese sobreseimiento decidió no hacerlo. Entonces, en la causa automáticamente quedó firme el fallo de Martínez de Giorgi. El fiscal Agüero Iturbe que fue nombrado por Macri en el año 2018, dijo que hacía esto de no apelar para mantener alta la dignidad del poder judicial y de la figura presidencial. Miren ustedes qué perverso todo. La indignidad es que haya absoluta impunidad para este accionar que no es nuevo en este fiscal. Hace unos días dijo que el procesamiento dictado contra Macri en la causa por las escuchas a los familiares del ARA San Juan era nulo. Pidió su absoluta nulidad, y que Macri sea desprocesado de esa causa. Está pagando en cuotas su nombramiento de 2018. Y más allá de esta saga que, a veces, da vergüenza y aburrimiento de contar porque no esperamos nada bueno de los jueces, lo que nos tiene que llevar a pensar es que este mecanismo del lawfare sigue intacto. Los jueces siguen en sus lugares, y que además tenían dos objetivos; perseguir a nuestros compañeros y compañeras, al kirchnerismo, a las políticas más progresivas que llevo adelante Cristina, y antes Néstor, y además tenía el objetivo de garantizarse impunidad para cuando ellos no estén en el poder. Entonces, cuando ellos estaban en el poder era un lawfare a la ofensiva, persiguiendo a nuestros compañeros y compañeras, y cuando no estaban en el poder, como ahora, es un lawfare a la defensiva, para cuidarse las espaldas entre ellos. Lo que tenemos que observar es qué vamos a hacer con ese lawfare ¿Va a seguir estando así de intacto?. Todos sus protagonistas esperando una mejor situación para avanzar de vuelta o ¿vamos a actuar?. Ante un problema extraordinario que es el lawfare, esa criatura que se creó al margen absoluto de la Constitución Nacional, exige una respuesta extraordinaria. Eso que Cristina le dijo al presidente que era momento de usar la lapicera, bueno también aplica para la situación judicial. Es momento de terminar con este mecanismo porque no es posible una democracia con este tipo de jueces y fiscales gobernando el poder judicial. La Constitución prevé que cuando se la violenta, no solo es un derecho, sino una obligación armarse para defenderla. No estamos pidiendo tanto, estamos pidiendo, sí que haya decisión política fuerte para terminar de una vez por todas con este poder judicial.