45 Años, 45 Hechos:
22. No a la reparación económica; la vida sólo vale vida
Las Madres de Plaza de Mayo rechazan, repudian y maldicen las reparaciones económicas que paga el Estado argentino a los familiares de los desaparecidos. Por supuesto, jamás las cobraron. Para ser Madre de Plaza de Mayo e integrar la organización, es condición imprescindible no haber cobrado dinero por la vida de los desaparecidos. Para las Madres, la vida sólo vale vida, especialmente las de quienes la entregaron generosamente en la lucha por la revolución. Las políticas reparatorias comienzan en la dictadura, y se perfeccionan durante los gobiernos “democráticos” que la suceden. En agosto y septiembre de 1979 la dictadura dicta los decretos ley N° 22.062 y 22.068, respectivamente, que establecen beneficios previsionales y regularizan la situación civil de las personas físicas que estaban desaparecidas, a través de una declaración de fallecimiento presunto. Los familiares que se acogen a ambos beneficios deben dar por muertos a los desaparecidos para acceder a ellos. Algunos ven en estas medidas un reconocimiento a la verdad de las denuncias. Para las Madres resulta inaceptable. Esta política, que continúa Alfonsín (deja impunes los crímenes pero establece pensiones a cónyuges e hijos de personas desaparecidas), llega a su punto máximo con Menem, que promueve la ley 24.411 (sancionada el mismo día que las Madres realizan su 14ª Marcha de la Resistencia, en diciembre de 1994), que fija el pago de una indemnización por desaparición forzada o fallecimiento por el accionar del terrorismo de Estado. Las reparaciones son la contracara de la impunidad. Un chantaje para hacer digerible el perdón y olvido planificados desde el poder. Las Madres siempre estuvieron en contra y no aceptaron ninguna negociación bajo presión del dinero.
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