Este jueves 6 de noviembre, en la Marcha de los Jueves N° 2482, las Madres de Plaza de Mayo siguieron luchando junto a la militancia, acompañadas por Demetrio Iramain y Claudio Marín, secretario general de FOETRA, el gremio de las y los trabajadores telefónicos. El cierre estuvo a cargo de Carmen Arias y Pina, fieles portavoces del mensaje que cada jueves vuelve a ocupar la Plaza.
En su intervención, Demetrio recordó que esta nueva Marcha de las los Jueves coincidía con “una nueva función de este circo que es el sistema judicial argentino”. Se refirió así al inicio del juicio oral por la causa conocida como Cuadernos, y no dudó en calificarla como “una vergüenza que se haya instruido y una vergüenza aún mayor que haya llegado a juicio”. “Era parte del plan —remarcó—, para eso se hizo, como tantas otras causas armadas contra el pueblo”.
Más adelante, analizó el trasfondo político de la ofensiva judicial y económica del gobierno. “Se viene una reforma laboral regresiva contra los trabajadores, una reforma empresarial, una reforma impositiva, una reforma jubilatoria. Siempre en contra del pueblo y siempre a favor de los poderosos”, advirtió, y convocó a no distraerse con “el nuevo acto de circo judicial” sino a preguntarse: “¿Qué vamos a hacer nosotros? ¿Vamos a seguir solamente denunciando o vamos a enfrentar políticamente a este gobierno y a este bloque de poder?”.

Con el mismo ímpetu, planteó la necesidad de reconstruir una fuerza política capaz de disputar el poder: “Tenemos que reconstruirnos políticamente, cohesionarnos, saber muy bien quién es el enemigo. El enemigo no es nuestro compañero ni nuestra compañera: el enemigo está enfrente. El enemigo es Milei, son los grupos económicos, es Estados Unidos, es Trump, es la Corte Suprema”.
Iramain sostuvo que el desafío central es doble: liberar a nuestra compañera Cristina Fernández de Kirchner y liberar al pueblo argentino. “Cristina va a ser libre cuando sea libre nuestro pueblo —afirmó—. De nada nos sirve tener a Cristina entre nosotros si la patria sigue como está. Tenemos que liberar a nuestro pueblo para volver a tener a Cristina plena, como siempre lo estuvo”.
En ese punto, el docente y poeta de la Universidad Nacional de las Madres de Plaza de Mayo volvió a poner en el centro la enseñanza de ellas: “Cuando tengo confusión o no sé por dónde agarrar, voy a la lucha de las Madres. Ellas nos dejaron sus categorías, su lucidez política”. Recordó cómo en plena dictadura, cuando el régimen intentó cerrar el tema de los desaparecidos con la ley de presunción de fallecimiento, las Madres respondieron con la consigna ‘APARICIÓN CON VIDA’, una posición profundamente política y revolucionaria. “Muchos no las acompañaron —evocó— porque les parecía extremo su planteo. Pero las Madres sabían perfectamente lo que hacían. No estaban locas, estaban muy cuerdas”.

Demetrio repasó aquella historia para trazar un hilo directo con el presente: “Casi 49 años después, las Madres siguen encontrando a sus hijos e hijas desaparecidos en cada uno de nosotros que salimos a la calle a luchar. Ahora nos toca hacer lo mismo: superar políticamente esta situación de persecución y de tanta crueldad”.
En el tramo final de su discurso, llamó a dejar atrás las culpas y asumir responsabilidades colectivas: “A Cristina la va a liberar nuestro pueblo cuando vuelva a tener el poder. Y eso hay que construirlo desde este mismo minuto. Si ganamos el poder, tiene que ser para transformar, no para repetir errores. El poder para mejorarle de verdad las condiciones de vida a nuestro pueblo”. Con firmeza, concluyó: “Hacia allí vamos, compañeros y compañeras. Que no nos corran ni con miedo, ni con amenazas, ni con internas. Basta de echarnos culpas: empecemos a hacernos cargo”.
Acto seguido, tomó la palabra Claudio Marín, secretario general de FOETRA, el gremio que nuclea a las y los trabajadores telefónicos, quien agradeció la invitación y destacó la importancia de sostener los espacios de encuentro y reflexión colectiva. En el inicio de su intervención, subrayó que la clave para resistir el avance del ajuste era lograr una amplia participación y movilización popular. Señaló que las mejores consignas no eran necesariamente las más ambiciosas, sino aquellas capaces de convocar a las mayorías a involucrarse activamente en la defensa de sus derechos.

En esa línea, Marín remarcó que la tarea fundamental del movimiento obrero debía ser generar conciencia y construir organización, aprendiendo de los errores del pasado. “Millones y millones de personas se movilizan para votar cada dos o cuatro años, porque creen que con eso pueden cambiar su realidad”, planteó, y añadió que con la misma fuerza debían movilizarse ahora para defender el trabajo y los derechos conquistados.
Más adelante, el dirigente abordó de lleno el tema de la reforma laboral impulsada por el gobierno nacional, a la que definió como una amenaza directa contra los derechos de la clase trabajadora. Explicó que uno de los mayores peligros radicaba en que muchos trabajadores —tanto los encuadrados sindicalmente como los que no— creían que esas medidas podían beneficiarlos. “Cada vez que se intentó una reforma laboral en la Argentina, lo que se logró fue perder derechos”, recordó, enumerando los intentos frustrados o concretados durante los gobiernos de Alfonsín, Menem y la Alianza, todos ellos con el mismo resultado: más desocupación y precarización.
Con un análisis económico y político, Marín sostuvo que las leyes laborales no generaban empleo por sí mismas, sino que el empleo dependía de la inversión, la producción y el consumo. En ese sentido, advirtió que el gobierno de Javier Milei estaba diseñando un país orientado a la especulación financiera y no a la producción, y que por lo tanto ninguna reforma iba a generar más trabajo. “Nadie crea puestos de trabajo porque el obrero sea barato —dijo—. Se crean puestos cuando hay posibilidad de transformar ese trabajo en una ganancia, cuando hay producción y consumo. Sin eso, el trabajo se convierte en una mercancía más”.

En un tono más urgente, alertó sobre la gravedad del panorama actual: “Lo más grave no es que los gobiernos liberales quieran quitar derechos, porque eso ya lo conocemos; lo verdaderamente grave es que haya trabajadores que crean que eso los va a ayudar”. Recordó que el 65% de la fuerza laboral en el país no estaba encuadrada en ningún convenio, no tenía vacaciones, aguinaldo ni horas extras, y que a ese amplio sector también había que llegar. “Si no logramos hablarles a ellos, convencerlos y sumarlos, será imposible frenar esta avanzada”, advirtió.
Asimismo, Marín insistió en la necesidad de un paro general con la participación de todas las centrales sindicales, pero remarcó que la medida debía tener un carácter consciente y activo. “Un paro no puede depender de si hay transporte o no —dijo—. Debe nacer de la convicción de cada trabajador, del comerciante, del transportista. Tiene que ser un paro político y participativo, no una excusa”.
En ese marco, llamó a las organizaciones gremiales a desplegar una campaña de esclarecimiento, explicando pacientemente las consecuencias de la reforma y planteando alternativas. “Desde el movimiento obrero —sostuvo— podemos discutir cualquier reforma, pero no vamos a aceptar ninguna que implique perder derechos”. Denunció además que el proyecto oficialista pretendía aplicar los cambios de manera retroactiva, reduciendo las indemnizaciones, las vacaciones y los años de antigüedad acumulados, lo que calificó como “una barbaridad anticonstitucional”.

Sobre el cierre, el dirigente reafirmó que la única manera de resistir y revertir este escenario era mediante la organización y la conciencia colectiva. “Tenemos que hablarles a todos los trabajadores y trabajadoras, tengan la condición formal que tengan. Si no lo hacemos, seguiremos como hace cincuenta años, resistiendo pero sin poder avanzar”, concluyó, agradeciendo emocionado la oportunidad de tomar la palabra junto a las Madres de Plaza de Mayo.
Antes de finalizar la jornada, tomó nuevamente la palabra Demetrio para compartir una noticia que golpea de lleno a la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo que fue secuestrada por el gobierno fascista de Milei. Con tono firme, denunció que el gobierno otorgó un edificio a quienes usurparon la Universidad de las Madres, “para seguir perfeccionando el robo y el secuestro”.
Iramain afirmó que este hecho confirmaba lo que venían advirtiendo desde hacía tiempo: que los responsables de la intervención y el vaciamiento de la Universidad eran funcionarios y militantes del propio gobierno libertario. “Un gobierno que reprime, que mata, que hambrea, que dice que no tiene plata, pero que saca dinero para financiar a los usurpadores de la Universidad de las Madres”, expresó, señalando la hipocresía de una gestión que recortaba fondos para medicamentos, discapacitados y comedores populares, mientras destinaba recursos a “un kiosco armado en nombre de las Madres”.

Con la contundencia que lo caracteriza, el periodista remarcó que los responsables de esa apropiación “están malditos por haberle robado la Universidad a las Madres”. Sin embargo, dejó claro que ni la indignación ni el dolor los paralizarían. “No nos vamos a poner a llorar ni a esperar que la justicia nos devuelva la Universidad —dijo—. Vamos a seguir dando clases, como lo hicimos estos dos años, con el aporte de los sindicatos, de las organizaciones políticas y sociales, de los docentes que se quedaron a bancar y de los estudiantes que siguen sumándose”.
Más adelante, aseguró que cuando llegara el momento, la Universidad volvería a ser recuperada. “Y si no se llama Universidad de las Madres, se va a llamar Universidad Hebe de Bonafini —afirmó—, pero la vamos a tener, porque la seguimos haciendo”. En ese sentido, reivindicó la tarea militante de la comunidad universitaria, que sostuvo el proyecto con alegría, esfuerzo y conciencia política. “Vinimos a formarnos para servir a la lucha, para que el conocimiento sirva al pueblo, y eso lo vamos a seguir haciendo de un modo o del otro”, enfatizó.
Para cerrar, agradeció el acompañamiento constante de quienes aportan para mantener viva la Universidad Popular, invitando a seguir colaborando a través de la cuenta de las Madres. “Gracias compañeros por bancar. Tenemos toda la fuerza para terminar el año y empezar el próximo con nuevas carreras, con más cursos y con las aulas llenas de compañeros y compañeras”, expresó. Y concluyó con una definición que sintetizó el espíritu de la jornada: “La Universidad de las Madres es donde están las Madres de Plaza de Mayo. Si ellas no están adentro, eso no es la Universidad de las Madres”.



