Una vez más, como cada jueves desde hace casi 48 años, las Madres de Plaza de Mayo marcharon acompañadas por Demetrio Iramain, por la juventud militante que no suelta la Plaza, y por el invitado de la jornada, Fabricio Maldonado, referente de la Federación de Estudiantes Secundarios de San Fernando. También estuvieron presentes Carmen Arias y Josefa “Pina” de Fiore, testigos vivas de una historia que sigue caminando con la frente en alto, a pesar de todos los intentos por silenciarla.

Demetrio Iramain abrió su intervención recordando que abril no es un mes más: es el mes en que las Madres comenzaron a caminar, hace ya casi cinco décadas. Desde entonces, enfrentaron dictaduras, gobiernos democráticos, ataques mediáticos y el paso del tiempo, sin dar un paso atrás. “La lucha de sus hijos las convirtió en un sujeto político imprescindible”, subrayó Iramain, reivindicando su presencia firme en la Plaza como una de las voces más lúcidas y necesarias del presente.

En este nuevo aniversario, convocó a redoblar el acompañamiento y la solidaridad con las Madres. Agradeció lo mucho que han dado, pero también lo mucho que todavía tienen para enseñar. Y en medio de su intervención, se tomó un momento para saludar a una compañera histórica, Mirta, que eligió celebrar su cumpleaños marchando junto a las Madres. Un gesto sencillo y profundo que reafirma el carácter colectivo de esta lucha.

Más adelante, Iramain recuperó un hito: el próximo 6 de abril se cumplen 25 años de la fundación de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Nacida en plena crisis del gobierno de Fernando de la Rúa, cuando muchos aún creían en el espejismo de un cambio de rumbo, las Madres intuyeron que el neoliberalismo seguía vigente, aunque con otras caras. Y no se equivocaron. A días de asumir, De la Rúa ya había ordenado una represión brutal en el norte del país que dejó cinco muertos.

Fue en ese contexto que nació la Universidad Popular: como una apuesta radical por la formación política, el pensamiento crítico y la batalla de ideas. Inspiradas por Fidel, las Madres entendieron que no había contradicción entre el estudio y la militancia, y que había que hacer ambas cosas al mismo tiempo, con el mismo compromiso. Así se gestó ese espacio de resistencia que todavía hoy sigue en pie.

Pero no fue un camino fácil. Iramain recordó que incluso dentro de la propia organización hubo resistencias. El periódico que las Madres publicaban desde 1984 dejó de reflejar el trabajo de la Universidad. Hebe, con su claridad habitual, decidió cerrarlo y lanzar una nueva publicación: Locas, Cultura y Utopías. La revista fue menos frecuente, pero más honesta con el nuevo rumbo que estaban tomando.

La Universidad creció rápidamente. La sede de la calle Yrigoyen les quedó chica, y gracias al apoyo de universidades europeas y recitales de rock, pudieron mudarse a Piedras 1584, donde todavía funciona. Ese crecimiento despertó nuevas hostilidades. Durante un viaje a España, Hebe reclamó el derecho de los familiares de presos políticos vascos a visitarlos. El gobierno argentino aprovechó para lanzar una campaña de difamación, acusándolas de apoyar a la ETA. Al mismo tiempo, intentaron asfixiar económicamente a la Universidad.

Pero las Madres no se rindieron. Siguieron defendiendo los derechos humanos en todo el mundo y sosteniendo la Universidad con uñas y dientes. “Este espíritu de resistencia –dijo Iramain– es el que tiene que guiarnos hoy”, cuando el gobierno de Javier Milei intenta intervenir la institución y desplazar a su rectora, Cristina Caamaño. La Universidad nació de la lucha y la resistencia, y así seguirá siendo.

Hacia el final, recordó también que la Universidad fue el punto de partida de otro proyecto de comunicación: la radio. “No son cosas separadas –afirmó–, son partes de un mismo cuerpo, de una misma construcción colectiva”. En ese sentido, hizo un llamado a quienes integran esos espacios: tienen la responsabilidad de honrar el legado de las Madres, cuidarlo y proyectarlo hacia el futuro.

En sus palabras finales, Iramain evocó el momento en que Néstor Kirchner recuperó la ESMA. Las Madres no se quedaron en la denuncia del pasado: decidieron habitar ese lugar con arte, cultura y política, como forma de honrar la revolución. “Esa es la enseñanza”, dijo, y cerró reafirmando su compromiso con los proyectos de las Madres y con la lucha que ellas encarnan.

Luego fue el turno de Fabricio Maldonado, estudiante secundario y referente de la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) de San Fernando. Desde el primer momento, dejó en claro el orgullo que significaba para él tomar la palabra en ese espacio de lucha tan cargado de historia. “Más de 40 años marchando en esta Plaza, y para nosotros es un honor poder acompañarlas en esta lucha”, expresó con firmeza.

Contó que en San Fernando, su organización realiza desde hace 31 años un homenaje a los 30.000 detenidos-desaparecidos en la Plaza Mitre, donde realizan un Siluetazo con banderas, música y discursos. Ese acto, que para muchos pibes y pibas es el primer acercamiento a la militancia, este año estuvo marcado por un hecho que, lejos de intimidarlos, fortaleció su compromiso. “Mientras colgábamos nuestra bandera y cantábamos ‘el Gallego no se murió’, se nos acercó un tipo con una cadena, gritándonos ‘¡Viva Milei!’. Quiso amedrentarnos. Pero no pudo”.

Frente a la violencia de quienes hoy se sienten habilitados a atacar cualquier expresión popular, Maldonado no dudó: “En vez de asustarnos, estamos acá nuevamente, de pie, marchando con ustedes, como debe ser”. Y esa respuesta no fue solo una decisión personal, sino colectiva. La juventud organizada eligió redoblar su presencia en la calle, convencida de que los sueños de los 30 mil están más vivos que nunca.

En esa línea, destacó también el respaldo institucional que recibieron después del episodio: “Queremos agradecer el acompañamiento que nos dio el ministro Andrés ‘Cuervo’ Larroque, que nos llamó enseguida, y también al gobernador Axel Kicillof, que siempre nos recibe, nos escucha y nos banca. En estos tiempos de ajuste, de discursos de odio, de persecución a la educación pública, no es menor sentirnos acompañados”.

Maldonado no solo llevó un mensaje de resistencia: también reivindicó la militancia como forma de vida. “Nos quieren convencer de que la política es una mala palabra, pero nosotros sabemos que la política nos salvó, nos hizo encontrarnos, organizarnos, entender que los derechos se conquistan y se defienden. Y eso lo aprendimos de ustedes, Madres. Ustedes son la muestra más clara de que la organización popular puede contra cualquier dictadura, contra cualquier gobierno de hambre, contra cualquier Milei”.

Antes de cerrar, citó a Hebe: “La lucha por la Patria comienza cada mañana”, y agregó que esa frase no es solo un lema, sino un modo de vivir. “Cada vez que nos levantamos temprano para ir a militar, para organizar una marcha, una charla, una actividad en la escuela, lo hacemos sabiendo que estamos continuando la lucha de nuestros compañeros desaparecidos, de nuestras Madres, de nuestras abuelas, de todas las generaciones que no bajaron los brazos”.

Finalmente, agradeció especialmente a Carmen Arias, con quien compartió el cierre del acto: “Gracias, Carmen, por tu fuerza, por tu claridad, por estar acá cada jueves. Vos también nos marcás el camino”.

Con la emoción a flor de piel, Carmen tomó el micrófono para dedicar esta marcha —casi en el aniversario 48 de la primera marcha— a los soldados argentinos caídos en Malvinas. “A los que pelearon. A los que le pusieron el cuerpo a esa locura a la que fueron enviados sin consulta, por un general borracho y una Junta asesina”, dijo. Y remarcó que lo hicieron mal comidos, mal vestidos, mal armados, pero con coraje, enfrentando al imperialismo inglés.

Carmen también denunció la tortura que muchos soldados sufrieron por parte de sus propios superiores, y recordó que esos crímenes siguen impunes por culpa del “Poder Judicial corrupto que existe en la Argentina”.

Con la misma claridad, se refirió al discurso reciente del presidente Milei, quien “le reconoció gratuitamente a la población importada de Malvinas un derecho que no tiene: la autodeterminación”, pasando por alto el derecho preexistente e inalienable del pueblo argentino a la soberanía sobre las islas. “Ese es el derecho que la diplomacia y la comunidad internacional tienen que reparar”, afirmó.

Pero para las Madres, la soberanía no es solo cuestión de geografía. “Nos referimos a un sentimiento nacional que une a nuestro pueblo. Nos referimos a los derechos que tenemos a ser felices, tener trabajo, tener salud, tener un salario que nos alcance, y también a tener control político sobre todo el terreno en el que se asienta nuestro país”.

Y, como cada jueves, Carmen cerró sin medias tintas: “Tan sencillo como eso. Pero tan difícil de defender cuando el que gobierna es un cipayo, vendepatria, traidor a la Nación, y asesino de su pueblo. Cada vez te queda menos, Milei. Ya no das gracia: das lástima y vergüenza ajena. De este pueblo solo te espera cosechar más y más repudio. Hasta el jueves que viene”.

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