En el primer jueves del año, las Madres de Plaza de Mayo realizaron la Marcha de los Jueves 2438 junto a la militancia, Manuel Marín y Daniel «El Tano» Catalano de Ate Capital. Para el cierre, escuchamos a las Madres Carmen Arias y a Josefa «Pina» de Fiores.
En un comienzo, Marín, integrante de Prensa de Madres de Plaza de Mayo, abrió el año 2025 en la Plaza con un discurso que entrelazó citas contundentes y reflexiones críticas. Comenzó con una frase atribuida a Bertolt Brecht: “Malditos los tiempos en los que hay que explicar lo obvio”, planteando así el contexto de su intervención. Desde el inicio, Marín apuntó a la necesidad de hacer frente a los desafíos de estos tiempos, en los que, según él, lo evidente parece requerir una defensa constante.
Más adelante, reflexionó sobre su rol como comunicador: “Mi trabajo es informarme, y últimamente es muy difícil informarse, pero es muy fácil enfermarse”, dijo, evidenciando la dificultad de acceder a información veraz en medio de narrativas tergiversadas. Para ilustrar esta problemática, comparó la claridad de los resultados deportivos con la manipulación política de los hechos: “Si te dicen que Vélez ganó 2 a 0 y salió campeón, es verdad y está todo claro. Pero cuando quieren convencernos de que este gobierno es audaz y está haciendo bien las cosas, eso ya no es informar, eso es enfermar”, ironizó.
En un giro más crítico, señaló cómo se intentan construir relatos sobre figuras públicas, aludiendo a la muerte de Jorge Lanata: “Ahora hasta quieren convencernos de que un periodista que murió enfermo, solo y amargado era ‘el mejor periodista de todos’. No nos dejemos convencer de cualquier cosa”, disparó.
Con el mismo ímpetu, Marín recuperó una cita del filósofo José Pablo Feinmann, quien enmarcó la acción política en una pregunta crucial: “A la hora de pensar políticamente, lo primero que uno tiene que preguntarse es: ¿hay que matar?”. Acto seguido, enfatizó su postura: “Estoy convencido de que todos los que estamos de este lado de la grieta tenemos clara la respuesta: no, no hay que matar”. Sin embargo, advirtió que para quienes están en la Casa Rosada, esa respuesta parece ser opuesta: “Para ellos, hay que matar. Porque cuando ajustan a los jubilados, ¿qué pasa? Cuando les sacan medicamentos, ¿qué pasa? Cuando niegan alimentos a los comedores, ¿qué pasa? Cuando ajustan a los enfermos terminales, ¿qué creen que pasa?”.
La denuncia de estas políticas culminó en un llamado a la acción de un militante que en pleno discurso interrumpió: “¡Viva Perón y nada más!, al que Marín sumó, «y vivan las Madres!”. En el mismo tono, enfatizó que el legado de las Madres de Plaza de Mayo debe seguir siendo una brújula para la militancia: “Así como nos sirvieron las Madres como brújula todo este tiempo, el ‘no hay que matar’ debe servirnos para construir una mayoría que abrace a la humanidad”.
Para cerrar, Marín retomó la frase inicial, usándola como consigna: “Malditos los tiempos en los que hay que explicar lo obvio”, y agregó un mensaje de urgencia para este año electoral: “Tenemos que salir casa por casa, calle por calle, para explicarle a todo el mundo que lo obvio es obvio. No hay un buen plan económico si mata jubilados. No hay un buen plan económico si ajusta a las clases medias. Y Milei se tiene que ir”.
A continuación, tomó el micrófono «El Tano», gran compañero de las Madres que acompaña a los trabajadores y trabajadoras despedidos por el cruel gobierno de Milei y Mauricio Macri. Desde un comienzo, Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital, dejó en claro la gravedad de la situación al relatar los despidos ocurridos en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti de la ex ESMA y en otras áreas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. “Nos toca vivir este momento en muchos lugares del Estado”, expresó, contextualizando el panorama de angustia que enfrentan miles de familias trabajadoras.
“El mismo 31 a la noche, nuestras compañeras y compañeros de los distintos lugares del ministerio fueron recibiendo la notificación de que no seguían trabajando”, denunció Catalano, destacando la crueldad de tomar estas decisiones en una fecha que debería estar reservada para la reflexión y el encuentro. “Un día que para cualquier mortal debería ser un momento para vincularse con sus afectos, hacer un balance de año, plantearse objetivos”, añadió con indignación.
En su relato, describió el cierre temporal del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, una medida que, según él, apunta a vaciar espacios clave para la memoria y los derechos humanos: “Ese día notificaron que se cerraba el Centro Cultural Conti en la ex ESMA. Peor aún, diciéndole a las trabajadoras y los trabajadores que durante un mes se iba a reestructurar el centro cultural, por lo cual no iba a haber ningún tipo de función ni actividad”.
Más adelante, Catalano apuntó al trasfondo ideológico de estas medidas, vinculándolas con una política de naturalización de la precariedad y la violencia: “La crueldad se va apoderando día a día”, dijo. En ese momento, enfatizó cómo esta crueldad se manifiesta en las políticas gubernamentales que afectan directamente a los más vulnerables, como los recortes en derechos laborales, la precarización de los puestos de trabajo y la indiferencia ante el sufrimiento de miles de personas. Esta situación demuestra una falta de empatía y una priorización del ajuste económico sobre las necesidades sociales.
Al referirse al legado de la gestión de Mauricio Macri, subrayó: “Milei vino a hacer rápidamente lo que Macri intentó llevar adelante en cuatro años”, y alertó sobre la intención de instalar la incertidumbre como norma: “Nos quieren convencer de que podés ser feliz viviendo sin saber si vas a tener una casa o un trabajo”.
Con firmeza, Catalano reafirmó que la respuesta no puede ser desde la violencia: “En lo privado, sí, la verdad es que me dan ganas de darles unas patadas en el culo y echarlos a la mierda. Pero socialmente nosotros no tenemos esas herramientas. Socialmente estamos pensando cómo resolver estructuralmente los problemas”, expresó.
El dirigente sindical también destacó la importancia de la acción colectiva: “Es mentira que desde el individualismo se pueden resolver las cuestiones. Es mentira que el capitalismo salvaje es bueno. Lo que necesita nuestro pueblo es lo que ya conocemos: peronismo, kirchnerismo, proyectos políticos nacionales, populares y de liberación”, enfatizó.
En relación a los hechos ocurridos en la Secretaría de Derechos Humanos, Catalano describió cómo los trabajadores organizados enfrentaron la represión: “Intentaron meter los hidrantes adentro del predio de la ex ESMA, y fueron los trabajadores organizados quienes cerraron los portones para que no pasen”, relató. También denunció la presencia de la Policía Federal intimidando a los empleados: “A muchos no les llegó un telegrama; les llegó un federal que les dijo si estaban en condiciones de pasar a buscar sus cosas”, añadió con indignación.
En sus palabras finales, Catalano destacó el papel fundamental de los sindicatos y de la militancia en la resistencia: “Es un honor ser parte de este colectivo que resiste, que no entrega, que no abandona a los compañeros”, declaró. Por último, hizo un llamado a la unidad y a la lucha: “Estamos en condiciones de ser parte de esa gran resistencia que el pueblo argentino necesita”, concluyó con un aplauso que resonó en toda la Plaza.
Carmen Arias comenzó su intervención con un fuerte llamado a la unidad y organización frente al panorama que presenta el gobierno de Javier Milei, a quien calificó como el enemigo. Su discurso dejó claro el desafío de enfrentar un año complicado, pero a la vez lleno de la determinación que caracteriza a las Madres de Plaza de Mayo. Con un llamado claro a ganar las elecciones de medio término, subrayó la necesidad de avanzar en la derrota política del gobierno y unificar esfuerzos.
En ese marco, Carmen compartió un discurso profundamente conmovedor de Hebe de Bonafini, pronunciado el 2 de enero de 2020, en esta misma Plaza. Desde el comienzo, la cita de Hebe tocó un tema central para las Madres: la memoria y la lucha constante. Hebe evocaba las palabras de sus hijos, quienes, en momentos de profunda tristeza por la pérdida de vidas, le aseguraban que el legado de sus compañeros y compañeras seguiría vivo mientras quedara un solo ser humano dispuesto a levantar sus banderas. Esta afirmación refuerza la idea de que la lucha por los derechos humanos no tiene fin y está más viva que nunca.
Hebe continuó denunciando una realidad inaceptable: la indiferencia de aquellos que, con grandes riquezas, no comprenden la realidad de los más pobres. De forma tajante, expresó que no todos merecen ser tratados por igual, destacando a los poderosos que tienen tanto dinero, propiedades, y tierras, pero que se niegan a contribuir siquiera con una parte mínima para mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables.
Esta crítica hacia las grandes concentraciones de riqueza y el desdén de la clase alta hacia los sectores más pobres fue acompañada de una reflexión sobre la deshumanización que surge de este modelo económico: «piensen alguna vez con la cabeza de los pobres y con el estómago de los pobres». Hebe, al igual que Carmen, dejó en claro que no se trata de ser condescendientes; se trata de ser firmes y decididos ante la injusticia, y esa firmeza sigue siendo el eje fundamental del movimiento.
Gracias a esta intervención, Carmen Arias logró transmitir el compromiso continuo con el legado de Hebe, la importancia de no caer en la indiferencia y la lucha constante por una sociedad más justa. La cita de Hebe no fue solo una reflexión sobre el pasado, sino también un llamado urgente a la acción en el presente, y una reafirmación de que la sangre derramada no será nunca en vano.
De esta manera, Carmen dejó en claro que el pueblo argentino debe seguir luchando, no por los intereses de unos pocos, sino por los derechos de todos. «Gracias, Hebe», culminó Carmen en un nuevo homenaje de resistencia que resuena con cada paso que las Madres dan en la Plaza que las vio nacer.
Sorpresivamente, en el último minuto de la Marcha nuestra queridísima Pina tomó el micrófono para saludar a la militancia. «Muchas gracias, yo los veo a ustedes y es como ver a los 30 mil. Les doy un beso y espero que este año sea mejor. Un beso para todos», cerró Josefina levantando a toda la militancia.