En una tarde repleta de militantes en la Plaza de Mayo, las Madres de Plaza de Mayo realizaron la Marcha de los Jueves N° 2434 junto a Demetrio Iramain y Teresa Parodi. Durante el acto, hablaron Carmen Arias, Josefa «Pina» de Fiore, Irene Molinari de Chueque, Visitación de Loyola y la compañera de Tucumán, Sara Mrad, quien mandó un poema para ponerle más emoción y color a la Marcha.

En un comienzo, Demetrio tomó la palabra, marcando el tono de la jornada. «Esta es una marcha especial, distinta a todas, como lo es cada jueves», comenzó, con la fuerza y convicción que caracteriza sus intervenciones. Al hacerlo, recordó la figura de Hebe de Bonafini, señalando que la presencia de la Madre de Plaza de Mayo sigue viva en cada marcha, en cada lucha. «Estamos culminando una semana de celebraciones para recordar la vida y la lucha de nuestra eterna compañera que está con nosotros. Compañeros y compañeras, está marchando aquí como todos los jueves, desde que decimos que la sentimos presente, la sentimos guiándonos.» Su voz, firme, evocó una figura que nunca se desvanece, un referente eterno que sigue guiando a las Madres y a todo el pueblo en su lucha.

Demetrio destacó, con emoción, las actividades realizadas en la Casa de las Madres en La Plata, un lugar que guarda la memoria de Hebe, donde «salió a la Plaza de Mayo para buscar a sus hijos» y donde, a lo largo de los años, el legado de su lucha se sigue nutriendo.

El acto se llenó de emoción cuando Demetrio recordó cómo comenzó su relación con las Madres. «Yo entré a Madres escribiendo poesía. Así me presenté la primera vez ante ella, le dije ‘Madres, les entrego este texto, un poema’, y cada vez que puedo, me gusta recordarla de ese mismo modo.»

El acto continuó con Demetrio leyendo el poema Trabajos

«Hebe no era fuerte; trabajaba de fuerte. Ni heroica, ni valiente, ni dura; se imponía todo eso que se decía de ella por ahí.

El dolor, la soledad, el tornado que arrasó a su ciudad y su jardín primitivo, abreviaron su mesa familiar larguísima y la hicieron así.

Nunca dejó de ser Kika, la del Dique, pero debió aprender a ser Hebe, la de Plaza de Mayo.   Y entre las dos hicieron una sola, la que pudieron ser.

Y pudieron mucho: la furia fría, la dura ternura, un témpano de fuego para quemar la noche y alumbrar todo lo que un día va a pasar en este país.

¿Si hubiera querido ella que todo fuera diferente?   Ni siquiera.

Una vez le preguntaron qué cambiaría de su vida. “Nada”, dijo, distante e intensa. E incluía así todo lo que le pasó, su maravilla y su tragedia.

Porque hizo lo que quiso, decía lo que creía, creía en lo que soñaba, y todo lo que añoraba a la larga lo conquistó.

Jodió.   Los re contra mega hiper jodió.

Para cuando fuera joven otra vez, Hebe planeaba ser la vieja que fue después de sus hijos.  A nacer de la muerte, nos enseñó: qué buen desafío para las horas que corren y el tiempo que vendrá. Porque la inteligencia podrá ser artificial, pero jamás alcanzará a reemplazar la sangre. Ni el deseo.

Hebe fue, creo, todo lo que se le cantó ser, y eso ya es suficiente para este tiempo sin pasión. Contra el dolor, candor. Contra el instante breve, el tiempo leve, la seca derrota que aún llueve, simplemente: Hebe», leyó Demetrio emocionando a toda la militancia.

Finalmente, no faltaron menciones a aquellas que, por razones de salud, no pudieron asistir, pero cuyo espíritu seguía presente. «Hay dos que no pudieron venir. Una es Azucena Díaz, nuestra gran compañera, que andaba hoy un poco más dolorida que otras veces, y tanto calor, así que se ha quedado en su casa con su hija Dora, que siempre viene todos los jueves aquí a esta Plaza.» En la misma línea, recordó a María de Domínguez de Mendoza, quien sigue luchando desde su hogar, en Mendoza. «Le mandamos desde acá un abrazo enorme, un aplauso, porque ella siempre mira la Plaza, sigue las transmisiones, y lo debe estar haciendo ahora también.»

Para continuar, Demetrio invitó a Daniel Ballester, compañero de las Madres y conductor en AM530 Somos Radio, quien recitó en la Plaza un poema enviado por Sara Mrad, compañera de Tucumán, quien, a pesar de la distancia no dejó de estar presente en la Marcha:

“No podía estar ausente en esta celebración de la vida. Porque celebrando la vida surge la claridad del abrazo apasionado en tiempos de desesperanza turbias…En tiempos en que abundan los traidores y se hace agudo el agobio de los que van trastabillando la vida como pueden porque lo que sobra es el desaliento…

Entonces la inmensidad de Hebe se hace persistente y nítida, con su cuerpo intenso cargando la palabra inmortal de rebeldía…

En tiempos de valores pisoteados por la crueldad sistemática de los poderosos, de manos absurdas y de voces inaudibles, emerge, en la voz de Hebe, la fuerza intempestiva del amor irredento.

Porque Hebe es la corporalidad de la palabra en la lucha revolucionaria. Es la potencia sublimadora de la esperanza. Es la fuerza emancipadora de lucha y rebeldía.  Es la voz que resuena y se repite como un eco, una y otra vez, una y otra vez, en los pueblos del mundo”.

Entre aplausos, tomó la palabra Pina, que con la ternura que la caracteriza, lanzó: “Estoy acá desde el 77, no falto nunca. Siempre estuve con Hebe, ella me enseñó a decir que tengo que decir todo lo que siento. Para mi, a todos los que están acá un abrazo grande y son todos los chicos que nos faltan. Un beso para todos”, cerró Pina levantando a la militancia.

Continuó con la palabra Carmen Arias, la Madre de Plaza de Mayo que habitualmente cierra las marchas. En primer lugar, recordó que ayer, «Hebe cumpliría 96 años y un día, y como ella siempre nos decía, quisimos recordarla en esta fecha y no el 20 de noviembre, cuando se fue. Porque Hebe nunca se fue. Hebe sigue con nosotras. No la dejamos ir, y ella hace esfuerzo por quedarse,» aseguró, evocando con emoción la figura de la compañera eterna.

«Para hoy traje un discurso cortito, pero contundente de Hebe. Eran semanas complicadas: hacía días había sido dado a conocer el crimen del Ara San Juan. Además, se partía en pedazos el bloque del Frente para la Victoria en Diputados y enseguida en Senadores. Macri parecía invencible. Como hoy Milei. Aunque nosotras sabemos bien que no lo son,» relató Carmen, haciendo alusión a la persistencia de la lucha, que desafía a quienes parecen detentar el poder.

«Hebe lo pronunció en esta Plaza el 7 de diciembre de 2017, cuando hicimos la Marcha de la Resistencia de 24 horas, como siempre fue la Marcha de la Resistencia. 24 horas seguidas marchando. Un día entero, con su madrugada completa, su tarde bajo el sol, su mañana bajo la lluvia, como siempre fueron las Marchas de la Resistencia,» agregó Carmen, recordando con fuerza esa jornada histórica que marcó el espíritu de las Madres. Ante una Plaza expectante, leyó el discurso de Hebe, que sigue vivo en cada palabra.

“Compañeros, son días muy especiales, muy tristes, muy amargos, pero saben qué pasa compañeros, tenemos que estar felices a pesar de todo, porque somos capaces todos los días de llenar una plaza, somos capaces de juntarnos, de querernos, de abrazarnos, de tocarnos, de disfrutar el sol, el color, la vida, los hijos, los nietos, los pájaros, y eso ellos jamás lo van a poder hacer.

Ellos no disfrutan de nada, cuando hay personas que tienen tanto odio a la clase, tanto odio a los negros y pobres, no pueden disfrutar de nada, así que desde la alegría, y desde las ganas, y desde la fuerza que me da ver esta plaza, les digo compañeros, viva la vida, viva la vida, ¡siempre viva la vida!

Ellos son la muerte, nosotros somos la vida; ellos son la oscuridad, nosotros somos el sol; porque pensamos, porque hablamos, porque soñamos. Sí, compañeros, todo el tiempo estamos soñando!” leyó Carmen, haciendo eco de las palabras de Hebe, que no solo denuncian la violencia del poder, sino que invitan a la resistencia desde la alegría y la esperanza.

«Y hoy las Madres soñamos con que se vaya este gobierno criminal, se termine Milei, y volvamos a gobernar la Patria para hacer felices a los trabajadores y al pueblo. Lo vamos a lograr. Las Madres sabemos que lo vamos a hacer,» concluyó Carmen, transmitiendo la convicción de las Madres en su lucha incansable por un futuro mejor.

Acto seguido, tomó la palabra Irene Molinari de Chueque, Madre de Mar del Plata, quien destacó con firmeza la identidad y el compromiso de la organización Madres de Plaza de Mayo: «Compañeros, compañeras, ustedes saben que la Asociación Madres de Plaza de Mayo, liderada por Hebe de Bonafini, siempre nos hemos distinguido de los demás organismos. Siempre hemos marcado el rumbo. Muchos nos decían que nos íbamos a quedar solas, pero solas no nos quedamos. Lo teníamos claro, y lo seguimos teniendo, porque nosotros somos eso: marcamos las diferencias, marcamos lo que hay que hacer, pese a quien le pese,» subrayó con convicción, reafirmando el espíritu inquebrantable de las Madres.

A continuación, refiriéndose a las apropiaciones del gobierno de ciertos discursos, Irene dejó en claro: «Este gobierno se podrá apropiar de ciertas palabras, de ciertas consignas, pero son vacías en la boca de ellos. Solo nosotros las llenamos de contenido, de acción, y ponemos el cuerpo.» Una afirmación que subrayó la diferencia entre quienes luchan por la justicia y aquellos que manipulan el poder en su beneficio.

Irene apeló a la unidad y la acción inmediata, haciendo un llamado claro a no distraerse con aspiraciones de cargos a futuro: «No nos debemos distraer con ciertos cargos a futuro, luchemos hoy para vencer mañana. Eso es lo que necesitamos.» Y en un claro tono de urgencia, instó a los presentes a seguir luchando cada día: «Así que compañeros, construyamos cada día lo que tenemos que hacer, porque cada uno tiene la fuerza necesaria para construir este país y derrotar al enemigo. Y con el enemigo no se negocia, ni se dialoga. Con el enemigo se combate.»

Finalmente, cerró su intervención con un mensaje de resistencia: «Así que compañeros, las plazas, las calles son nuestras y tenemos que ganarlas siempre, no dejar ni un resquicio a aquellos que quieren destruir y entregar nuestra patria. Compañeros, fuerza, ¡ni un paso atrás! Hebe nos escucha y nos acompaña», cerró Irene.

Otra Madre que tomó el micrófono este jueves histórico fue Visitación de Loyola. «¿Qué quieran que diga yo?», lanzó y agregó, «los quiero, los amo, siempre voy a tener el pensamiento de antes: Hebe de Bonafini y Cristina gobernando, y acá estamos todos para aplaudirlos y quererlos con toda el alma. ¡Vamos con Cristina, con fuerza!», lanzó la compañera centenaria de las Madres.

Para cerrar la Marcha, escuchamos a Teresa Parodi, quien recordó con mucho amor el momento en que nuestra eterna compañera Hebe la llamó para invitarla a celebrar los 10 años de lucha de las Madres de Plaza de Mayo.

«Hola, soy Hebe de Bonafini, Teresa Parodi, ¿querés cantar para nosotras en el Luna Park?», relató Teresa, evocando esa llamada que marcó su vida. «Te digo que sí», respondió entonces, sumándose a esa histórica celebración.

En otra ocasión, durante una marcha del 24 de marzo, Hebe le confió un sueño aún mayor. «Teresa, nos reímos las Madres. No sé si ustedes se acuerdan, pero vamos a tener un edificio en lo que fue la ESMA, y hemos decidido que vos tenés que ser la directora.»

Teresa compartió la enorme emoción que sintió ese día y cómo comenzó a imaginar ese espacio como un centro cultural, tal como Hebe lo soñaba. «Decía que el arte era el único capaz de desterrar las sombras, el odio e instalar el amor», recordó emocionada.

Esas paredes, que alguna vez estuvieron atravesadas por el horror y el odio, cambiaron de color y de sonido gracias a la decisión de las Madres. Esa transformación, aseguró, es un legado imborrable.

Más adelante, Teresa también recordó el momento en que Cristina Fernández de Kirchner la convocó para formar parte del Ministerio de Cultura de la Nación, el primero en la historia del país. «Le pedí permiso a Hebe, y me dijo que le daba mucho orgullo que yo estuviera allí. Entonces, dejé a dos personas en las que confiaba profundamente: mi hija Verónica y mi hija artística, ‘la Chiqui’. Ellas siguen luchando hasta hoy.»

Con el mismo ímpetu, destacó que el sueño de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo sigue vivo, a pesar de las adversidades. «No pudieron con él. Hebe nos enseñó a resistir, a construir comunidad. Hoy estamos aquí, reunidos, luchando como ella nos enseñó, caminando junto a las Madres y sosteniendo sus ideales.»

En un momento cargado de emoción, Teresa confesó cuánto extraña la voz de Hebe. «Ella está en nosotros, en nuestra memoria, en nuestro corazón. Yo incluso me la imagino, con el puño alzado en esta Plaza, denunciando a los traidores, a los corruptos, a los genocidas que volvieron o quieren volver. Pero no podrán.»

Finalmente, recordó el día en que Hebe dejó su cuerpo, mientras ella se encontraba en Corrientes. «No atinaba a hacer nada, solo lloré. Pero de pronto, como un estampido, escribí una canción. La escribí como si la tuviera delante, con toda el alma.»

Acto seguido, Teresa entonó ante una Plaza atenta la canción Siempre Viva, que le dedicó a Hebe.

Tu bandera es el viento,
la llevamos cantando,
el amor es tu fuego
nadie pudo apagarlo.

Con tu blanco pañuelo
como un faro alumbrando
estarás siempre viva
en la Plaza de Mayo.

Madre eterna del pueblo
no te olvido te abrazo,
no te pierdo te encuentro,
no te lloro te canto.

Madre eterna del pueblo
no te olvido te abrazo
no te pierdo te encuentro
no te lloro te canto.

Te veré en los caminos
que seguimos andando
desafiando al olvido
con los puños alzados.

Tanta patria sin nido,
acunaron tus brazos,
tanta patria dolida,
tanta patria esperando.

Entre los compañeros y compañeras, se encontraba el diputado el ex Horacio Pietragalla, Sergio Maldonado, la ex ministra Elizabeth Gómez Alcorta, la rectora de la UNMa Cristina Caamaño, entre otros.

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