La Marcha Nro 2193 de las Madres de Plaza de Mayo se realizó este jueves 23 de abril nuevamente a través de las redes, debido a la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus. En esta oportunidad, con la introducción de las palabras de Demetrio Iramain y de Ricardo Forster. Luego sí, el discurso habitual de la presidenta de la organización, Hebe De Bonafini.
Demetrio Iramain adelantó que esta marcha es la inmediata anterior a que las Madres cumplan 43 años de lucha: “el jueves 30 de abril habrá una emisión especial con el mensaje de las Madres y el saludo de mucha gente”. También se refirió al pedido de Cristina Fernández de Kirchner a la Corte Suprema de una declaración de certeza para que el Congreso pueda sesionar de manera virtual con validez legal. “Esto tiene que ver con la posibilidad de sancionar una ley que grave las fortunas de las 12 mil personas más ricas del país, para poder financiar la crisis y los gastos para enfrentar al coronavirus”. Y advirtió que “la Corte no se ha expedido todavía” “Un eventual fallo en contra de la Corte lo que haría sería dejar la puerta abierta para que se cuestione la constitucionalidad de las normas que pueda sacar el Congreso”.
Luego, el filósofo y profesor Ricardo Forster, compartió su reflexión sobre el contexto social que estamos viviendo en torno a la situación de pandemia, y a aquellas injusticias que ya existían: “Vivimos un tiempo excepcional. Estamos en aislamiento social obligatorio, haciendo nuestra cuarentena. Pero seguimos pensando lo que siempre pensamos: en la Memoria, en quienes no están, en la historia trágica y en la historia utópica de nuestro país. Y también tratamos de pensar en qué le está pasando a nuestra sociedad, qué velos se están corriendo. Hemos hecho un aprendizaje rapidísimo. La mercantilización de todo en la vida es un desastre. Pensar que uno solo se salva es un horror. Imaginar que el Estado sólo sirve para que unos pocos sigan acumulando riqueza nos lleva a la miseria. Tenemos que transformar formas de producción. Se ha hecho visible lo que siempre fue visible, pero no queríamos verlo: la desigualdad más espantosa. Podemos pasar una cuarentena más o menos confortable quienes tenemos una casa confortable. Pero millones y millones de seres humanos la pasan horriblemente mal. Y también descubrimos que si el Estado recobra la memoria, vuelve a ser Estado social y dice que la salud no puede ser un bien mercantil y que es pública, que el Estado tiene que ocuparse de los más débiles, -como dijo Alberto Fernández: “Primero los últimos”-, quizás estemos sacando algún aprendizaje”. “Hoy más que nunca, solidarios con los que menos tienen, y solidarios con aquellos que quedaron siempre en último lugar”.
Luego llegaron las palabras de Hebe de Bonafini: “Qué emoción sentir que tengo que hablar como si estuviera en la Plaza. Con olor a sopa, porque estoy en la cocina.”
Hebe desde su casa, desde su cocina, contando que habla por teléfono permanentemente con las otras Madres, sobre todo los jueves: “Para mí es emocionante que las Madres estemos tan conectadas. Sentimos que vamos a la Plaza”.
Comenzó con un recuerdo, a modo de homenaje: “Nosotras tuvimos dos mujeres, Ada y Elda D’Alessandro, que formaron un grupo en París, que se llamó SOLMA (Solidarité avec les mères de la place de Mai). Eran mujeres muy inteligentes, muy humildes. Ellas me contaban que cuando estaban en Buenos Aires -se tuvieron que exiliar- ayudaban a Los hermanitos de Foucauld, a partir de un encuentro con Arturo Paoli, que es quien dirigía ese grupo. Ada cuenta en un libro cómo le cambió la vida, cómo le enseñó otra parte de la Iglesia -ella era muy católica-. Y a partir de sus actividades, Ada y Elda llegaron a vivir con las prostitutas de La Boca, les cuidaban a los niños, ayudaban a algunas a salir de la prostitución. Leyendo esto y otras cosas me emocioné, porque nunca nos contó estas cosas de su vida, cómo se habían entregado. Las empezaron a perseguir. Ellas fueron a la Iglesia para que les dieran una mano, y les cerraron las puertas, porque era una congregación revolucionaria para la Iglesia. Ada se tuvo que ir del país. Le allanaron la oficina, la casa. Se fueron del país y en París hicieron como un instituto para los torturados, y después se dedicaron a las Madres. Y nos ayudaron un montón. Hicieron un trabajo espectacular en Europa. Ellas amaban la Plaza, amaban a las Madres. Cuando volvían a Argentina venían siempre. Hace dos años murieron las dos, una detrás de la otra. Este es el recuerdo cariñoso, de amor, de abrazo que les quiero dar, de agradecimiento, a dos mujeres increíbles, humildes, que nos enseñaron también qué es el amor, qué es la entrega, qué es el dar lo mejor que uno tiene. Así que las traje a la Plaza. Están con nosotros hoy marchando”.
Luego Hebe analizó la situación social del país, en el contexto de aislamiento y emergencia sanitaria por la pandemia. Particularmente, en sectores abandonados de la Ciudad de Buenos Aires: “Estoy muy preocupada por lo que pasa en los geriátricos. Me parece que es muy grave, porque son casi todos de la Capital. Ahora me enteré que al Borda no mandan tampoco barbijos ni tienen elementos. Lo llaman a Larreta y no contesta. Larreta es sordo, mudo y ciego cuando quiere. Es un falso, un facho increíble. Pero han dejado morir a tantos viejitos, en geriátricos que son de la alta sociedad. Porque además de tener obras sociales carísimas, pagaban entre 100 y 200 mil pesos mensuales. Y no sólo que se contagiaron, no los atendieron. Los dejaron con un jardinero y una enfermera. Ahora hicieron un allanamiento, se llevaron todos los papeles. Pero ningún médico firmaba los informes que les pasaban a los familiares. Porque no hay control. Yo me imagino que si hubiera sido de PAMI el geriátrico ¡Madre mía! Clarín y La Nación los hubiera puesto en la tapa a todos. Pero como es Larreta lo tapan, lo ocultan, no dicen nada. Hay que tomar control sobre los geriátricos.
Si en los hospitales no tenemos cuidado, si en los geriátricos se han muerto un montón en pocos días, sabiendo que estaban los ancianos infectados, con pocos baños, sin médicos, son asesinatos”.
“Y para completar este panorama tan trágico tenemos las cárceles. Ha habido motines. Estamos pidiendo hace mucho tiempo que todos los compañeros que están presos, que no tienen condena firme, que no fueron condenados y están ahí dando vueltas, con riesgo de contagio”, que salgan. “No sé quién lo tiene que hacer, qué juez, si tiene que haber un decreto del presidente o del gobernador, pero preocúpense, porque están siendo abandonados”.
Para finalizar, Hebe pidió por esos tres sectores, para que quien se tenga que ocupar, lo haga: “Acá no hay dos clases de personas. Somos personas, somos seres humanos. Tenemos los mismos derechos: los presos, los ancianos y nosotros. Si nosotros nos tenemos que quedar en casa para cuidarnos, por favor pongan en aislamiento y cuiden a los presos, a los de los psiquiátricos y a los viejos. No somos material descartable los viejos. Tampoco los que están en un psiquiátrico. Y tampoco los presos. Todos, –porque Fernández lo dice todos los días-. Él está defendiendo la vida. No dice la vida de quién. Me imagino que es de todos. Por favor, señor presidente, yo sé que también está muy preocupado también ahora por el tema de la economía, pero no deje de ocuparse y de preocuparse por esto que está pasando en las cárceles, en los geriátricos y en los psiquiátricos”.
Hasta el jueves que viene.