En el Día del Periodista, las Madres realizaron su marcha Nº2095 en Plaza de Mayo, la que, jueves a jueves convirtieron en un potente medio de comunicación. Allí, acompañadas por cientos de personas, marcharon alrededor de la Pirámide entonando diversas consignas políticas y bajo la bandera con la leyenda “41 años pariendo memoria y futuro”.
Antes de comenzar el momento de los discursos, las Madres decidieron reconocer a los compañeros que integran las áreas de Prensa y Audiovisual, quienes, además, se encargan, todos los jueves, de la transmisión en vivo y de brindar uno de los discursos junto a la presidenta de la Asociación, Hebe de Bonafini. Así, Demetrio Iramain, Luis Zarranz, Martín Smoje, Andrés Paul, Juan Zarranz, Felipe Ramírez Vilches recibieron una taza con la fecha de hoy y la leyenda “Para los periodistas que no se doblegan”.
Luego, sí, comenzaron las alocuciones a cargo de Iramain, Hebe y el periodista y abogado Pablo Llonto, invitado para la ocasión.
Demetrio Iramain agradeció el presente recibido en nombre de todos los compañeros de Prensa y Audiovisual y consideró que “sin las Madres no habría posibilidad de hacer periodismo libre que honre la palabra, la verdad y que honre a este pueblo que lucha”.
Iramain denunció la situación que atraviesa el Ministerio Público Fiscal desde la salida de Alejandra Gils Carbó. “Asumió un Procurador interino, Eduardo Casal, sin acuerdo del Senado pero que toma decisiones bastante graves y afines al Gobierno Nacional. Removió al fiscal Gabriel De Vedia luego de que este pidiera la declaración indagatoria del titular de ANSES, Emilio Basavilbaso. También desplazó al fiscal federal Juan Pedro Zony, que investigaba la causa penal del Correo, donde se investiga a la familia presidencial. También removió de su cargo al fiscal Felix Crous de la PROCUVIN, que investigaba los casos de abuso policial”. Para finalizar instó al Ministerio Público Fiscal “a preservar el interés público y no al Poder Ejecutivo como lo viene haciendo desde la salida de Gils Carbó”.
Luego fue el turno del periodista y abogado de derechos humanos, Pablo Llonto, quien agradeció la posibilidad de hacer uso de la palabra en el espacio de La Hormiguita Colorada, la caja de resonancia de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Llonto resaltó la importancia de las marchas de las Madres y destacó su presencia ininterrumpida: “No importa si es otoño, verano, invierno o primavera; con lluvia o sin lluvia; con mundial o sin mundial”, puntualizó y agregó que “si hubo una lección de periodismo para toda la humanidad ocurrió aquí, en esta plaza, durante el mundial sangriento organizado por la dictadura en 1978”.
“Aquí, las Madres exigieron, reclamaron y denunciaron (la situación) frente a los pocos periodistas que venían a esta plaza. Lo hicieron ante el silencio cómplice de la prensa argentina. A esos pocos periodistas que venían, las Madres les dijeron que eran su última esperanza”, recordó el periodista sobre aquellas marchas realizadas mientras el país se desvivía por un Campeonato Mundial que estaba manchado con la sangre de 30.000 revolucionarios.
Llonto hizo mención “al rol de la prensa de verdad” y sostuvo que “es aquella que quiere estar al lado del pueblo”. “En aquel momento para reclamar por las violaciones a los derechos humanos y hoy que tenemos que hacerlo nuevamente, cada cinco minutos, a raíz de lo que están haciendo desde el desgobierno de la Casa Rosada”, lamentó el periodista y abogado especialista en derechos humanos.
“Las Madres nos enseñaron a hacer periodismo y de qué lado hay que estar. Existen dos tipos de periodismo: el de ellos, que está del lado de los que más tienen, de los explotadores y de la mentira. Y también está el periodismo nuestro, del lado de los 30.000, de las Madres, de los que menos tienen, los explotados, humillados y más necesitados. Ahí, y lo digo con orgullo, está la grieta del periodismo. Y nosotros estamos del lado del periodismo popular y vamos a combatir al otro periodismo denunciando sus mentiras y sus abrazos con los genocidas”, enfatizó Llonto y agregó que “ese periodismo jamás pidió disculpas por sus mentiras y su complicidad”.
También tuvo palabras para Samuel “Chiche” Gelblung, “periodista” galardonado durante la última entrega de los Martín Fierro. “Esa basura del periodismo que es Gelblung, todavía sigue vigente y sonriente, era el director de Revista Gente que funcionaba como la punta de lanza de Videla, Massera y Agosti”, denunció. Llonto también criticó que en este día se felicite a los “empresarios de medios”, a quienes calificó de “comerciantes del periodismo que se abrazaron y abrazarán al poder político”.
Para cerrar, Pablo Llonto reivindicó “a los miles y miles trabajadores de prensa que hacen comunicación popular todos los días” y puso como ejemplo a “las periodistas de pañuelo blanco”. “Cuando nadie creía en ellas, las Madres editaron revistas, periódicos, crearon una radio, mantienen un programa de televisión y hacen periodismo todos los días y cada jueves”, finalizó.
A su turno, Hebe comenzó refiriéndose al ataque a un mantero senegalés, en Flores, por fuerzas de seguridad. “Estas cosas no las comunica Gelblung ni ninguno de los vendidos, de los arrastrados, de los doblegados”, arrancó Hebe. “Atacaron a Serigne Dame Kane con tremenda ferocidad. No me importa si estaba vendiendo o no, lo que importa es cómo lo atacaron: indefenso, pateado en el suelo, mancillado y como no les alcanzó le cortaron una arteria”, comentó indignada. Luego agregó: “En el hospital lo cocieron y lo mandaron de vuelta a la comisaría. Estoy viendo para ir a verlo y darle una mano para que no se sienta solo en este país de racista, de milicos hijos de puta y de presidentes hijos de recontra mil putas. No nos van a ganar”. “Este compañero senegalés vino a esta patria, como tantos otros, a encontrar una patria libre, que le abriera las puertas para comer y se encontró con esto: con milicos asesinos preparados por (Patricia) Bullrich, comandados por los yanquis y todos los cómplices que no dicen nada y se calla”, completó enfurecida y entre aplausos.
En otro tramo, la presidenta de la Asociación se refirió al demorado paro general, que las centrales sindicales todavía no se animan a anunciar: “El paro general hay que hacer, por más que la CGT negocie con Macri y diga que no va a haber más despidos. Me chupa un huevo. Dos días hay que parar, no uno”. El público reunido alrededor de las Madres comenzó a gritar, entonces, “paro general”.
Hebe se refirió también al Día del Periodista: “Hay que festejar que haya tantos hombres y mujeres que se animan a tener una radio, un boletín, una plaza para hablar. Hay cientos de hombres y mujeres que se la están jugando. Son muy pocos los espacios de los medios tradicionales donde hay libertad como tenían antes los compañeros”. “Desde aquí –señaló luego– les pido a todos un aplauso con todas las fuerzas de nuestro corazón por los más de 150 periodistas desaparecidos por ser libres, por contar lo que pasaba”.
Antes de terminar, leyó un texto –“La historia de su propio tiempo”– del periodista y escritor Eduardo Galeano sobre Rodolfo Walsh, que reproducimos a continuación:
«Los especialistas en levantar murallas y cavar fosos nos dicen hasta aquí llega el género novela, éste es el límite de la poesía, he aquí la frontera que separa la literatura de ficción de la literatura de no ficción, y lo más importante es que nadie se descuide ni se confunda: hay celosos aduaneros separando la literatura de sus bajos fondos. El periodismo es un suburbio de las bellas artes. ¿Cómo explican estos tituladores del alma que el mejor narrador argentino de su generación fue esencialmente un periodista?
En el esquema de pensamiento burgués, que fractura lo que toca, no habría lugar para muchas de las realizaciones literarias de mayor eficacia y más alta belleza de América latina. La obra del cubano José Martí había sido sobre todo escrita para publicaciones en periódicos y el paso del tiempo se encargó de demostrar que pertenecía a un instante, pero además pertenecía a la historia. Lo mismo ocurrió con Rodolfo Walsh. Este historiador de su propio tiempo, protagonista y testigo, que escribió, como dijo y quiso, para dar testimonio. Aquí quedan sus palabras, su lucidez implacable, su capacidad de hermosura. Tienen un alto nivel de calidad estas obras que marcan a fuego a los responsables de la tragedia argentina. Walsh es uno de esos escritores que le devuelven a uno la fe en el oficio de periodista, cuando la pobre torpeza tambalea estando como está el camino, antes y ahora, tan lleno de pavos reales, impostores y mercachifles».