Este viernes 20 de septiembre, el gobernador Axel Kicillof, junto a la rectora de la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo (UNMa), Cristina Caamaño, y las Madres de Plaza de Mayo Carmen Arias y Josena «Pina» de Fiore, llevó adelante una clase pública con un contenido contundente en defensa de la autonomía de la UNMa.

Ante un Auditorio Juana Azurduy repleto, tomó la palabra Caamaño, quien presentó a Axel y brindó un panorama general de la situación que atraviesa la casa de estudios que soñaron e hicieron realidad las Madres.

«La Universidad está pasando por un muy mal momento, dado que a pesar de ya estar normalizada, el gobierno negacionista, reivindicador de la última dictadura cívico militar y visitador de genocidas de Javier Milei, no nos reconoce la autonomía y desde hace diez meses venimos resistiendo los ataques permanentes del gobierno», denunció.

Además, detalló que tanto los trabajadores docentes como no docentes no cobran desde que se inició el conflicto y tampoco cuentan con los fondos para un correcto funcionamiento.

En este contexto, Caamaño informó la situación actual con el interventor ilegal Eduardo Maurizzio, que desde el ministerio de Capital Humano buscan imponer en la UNMa. «Nos agrede con diferentes maniobras todo el tiempo», reveló.

«La Universidad está en estado de alerta y lucha. Como nos enseñó Hebe vamos a resistir hasta el final. Porque estamos convencidos y convencidas de que será nuestra victoria. ¡Ni un paso atrás!», concluyó la rectora de la UNMa.

Acto seguido, el gobernador bonaerense tomó la palabra y, en el marco de la clase abierta en defensa de la UNMa y contra la intervención impulsada por el gobierno de Milei, el mandatario bonaerense comenzó con un discurso que dejó en claro la gravedad de la situación.

El gobernador comenzó abordando un tema central: lo que más incomoda a la derecha es que la universidad pública fomente un pensamiento crítico. Según Kicillof, «a ellos les gustaría que la historia del país se escriba probablemente desde una ONG financiada desde el extranjero», dejando al margen el pensamiento nacional y las creaciones artísticas, literarias, y filosóficas propias de Argentina.

Kicillof apuntó que la universidad pública no solo es un espacio de formación técnica o científica, sino que es un lugar donde se genera una capacidad fundamental para que un pueblo pueda reflexionar sobre sí mismo. «La universidad pública es refugio, es cuna del pensamiento nacional», reafirmó, haciendo hincapié en que este rol es el que pone a la educación en la mira de aquellos que buscan su destrucción.

En cuanto al ataque a la UNMa, el gobernador lo vinculó directamente con la intención de desmantelar un símbolo de la lucha por los derechos humanos. «La Universidad de las Madres representa no solo la universidad pública, sino también la lucha por la memoria, la verdad y la justicia», expresó, subrayando que no se trata solo de una agresión contra una institución educativa, sino contra un bastión de los derechos humanos en Argentina.

Kicillof explicó que el ataque a la UNMa se enmarca en un «proyecto que busca borrar los avances que logramos en materia de derechos humanos y autonomía universitaria». En su discurso, subrayó que «la derecha quiere destruir todo lo que construimos» y que la universidad pública, al igual que otros logros del país, está siendo atacada porque «molesta a quienes buscan instalar una visión retrógrada».

Además, el gobernador comentó que «la recuperación de YPF es un ejemplo claro de que cuando defendemos lo nuestro, cuando defendemos la soberanía, estamos construyendo un país con mayor dignidad». Añadió que «para aquellos que están en contra de la soberanía y de los derechos sociales, la universidad pública es un blanco fácil».

Kicillof también advirtió sobre el peligro de las campañas mediáticas que buscan desprestigiar a las universidades. «Corremos el riesgo de creernos que esas campañas son tan fuertes y poderosas como ellos creen que son», dijo, insistiendo en la importancia de no dejarse engañar por la propaganda que presenta a la universidad pública como un «desastre». En esa línea, resaltó que «lo que está en juego es mucho más que una institución: es el futuro del pensamiento crítico y la soberanía del país».

El cierre del discurso fue contundente. Kicillof afirmó que «la Universidad de las Madres representa lo mejor de la tradición popular argentina», y que su defensa no solo es una cuestión educativa, sino una batalla en la lucha por los derechos humanos y la soberanía. «A no bajar los brazos, a no dejarse coptar por el desencanto», concluyó, reafirmando la necesidad de mantener viva la llama que encendieron las Madres de Plaza de Mayo.

Esta clase abierta no fue solo una lección sobre la universidad pública, sino un acto de resistencia frente a los ataques que buscan desmantelar lo que representa la UNMa. Kicillof dejó claro que la defensa de la universidad es también la defensa de un país soberano, que se piensa a sí mismo y no se deja avasallar por intereses extranjeros o proyectos que buscan la colonización cultural y económica.

Entre los presentes, se encontraba el ex ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el ex ministro de Salud Nacional y bonaerense, Daniel Gustavo Gollan; el ministro bonaerense de Trabajo, Walter Correa; el intendente de Ensenada, Mario Secco; la diputada por la Ciudad de Buenos Aires, Victoria Montenegro; la periodista Felicitas Bonavitta; el Secretario General de ATE Capital, Daniel «El Tano» Catalano; entre otros tantos compañeros y compañeras de las Madres.

 

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