Queridísimo Francisco:
Te escribo porque desde que nos vimos, el 27 de mayo pasado, las cosas están mucho peor.
La violencia institucional crece en los barrios pobres, sobre todo. El pueblo tiene miedo, la mentira es moneda corriente todo el día, todos los días, en todos los que gobiernan. El hambre crece, con hombres y mujeres con sus niños durmiendo en las plazas y las veredas.
Perdoname por esta carta pero sé que tus palabras tienen una gran recepción en el pueblo: las necesitamos. Las Madres hacemos más de lo que podemos y los jóvenes también: reuniones y discusiones para ejercer mejor la solidaridad, entregando, como antes, lo mejor que tenemos, pero nunca alcanza porque el hambre no espera y la bronca crece.
Muchos de los que están cerca del gobierno empiezan a echarle la culpa de todo a Trump.
Me da miedo pensar a qué violencia nos impulsan, a qué respuesta.
Ayudanos con tus palabras.
Y, ¿te acordás lo que hablamos, de no permitir más merenderos y comedores para que nuestros niños coman con sus padres, para que no tengan que sentir vergüenza por un plato de sopa?
La llamada “democracia” nos costó muchas vidas ya. Me espanta la imagen del 20 de diciembre de 2001, con tantos pibes asesinados en la Plaza de Mayo. Me persiguen esas imágenes.
Disculpá por pedirte tanto, pero no me queda otra, la política sola no alcanza.
Un abrazo,
Hebe de Bonafini
Presidenta de la Asociación
Madres de Plaza de Mayo