Hace unos minutos me entró un WhatsApp de Ana, nuestra querida e inseparable compañera de Omar, en el me anunciaba que Omar ya no sufría mas, que volaba alto buscando paz. Omar fue humilde, cariñoso, a veces demasiado callado. Guardaba muchas cosas de niño, le gustaban los mimos, un dulce casero, un escabeche, se lo llevaba junto a su pecho, como hacen los niños cuando dicen es mío, Estos últimos días fueron terribles, de mucho sufrimiento, pero siempre con su inseparable compañera Ana , le leía cuentos, historias. Volvió a su casa, abrazo a sus hijos y nos dejó, así como era el , en silencio, pero como tantos, ya está su espíritu en nuestra y vuestra plaza de mayo, donde cada jueves marchará seguramente con nosotras.