A las 15.30, las agujas se detuvieron como todos los jueves desde hace más de 41 años. De esta manera, portando la bandera con la inscripción “41 años pariendo memoria y futuro”, las Madres de Plaza de Mayo iniciaron su marcha Nº 2121 alrededor de la Pirámide de Mayo. Una vez que finalizaron las dos vueltas junto a más de un centenar de personas que se acercaron a acompañarlas, fue tiempo de los discursos en el espacio de La Hormiguita Colorada que contó con las palabras del jurista colombiano, Fernando Tocora; el periodista, Demetrio Iramain; y la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
El primero en hacer uso de la palabra fue de Fernando Tocora, jurista colombiano que se desempeñó durante 33 años en el Poder Judicial de ese país. Además, es un amigo de las Madres de Plaza de Mayo y ha dedicado varios de sus libros a la lucha incansable de las mujeres de pañuelo blanco.
Tocora admitió que “es muy difícil hacer justicia cuando el sistema es clasista, racista y menosprecia a su gente, a los trabajadores, campesinos y empleados”. Considero que “es muy importante que haya una movilización permanente que ejerza presión sobre los jueces” dado que, según sus palabras, “el pueblo demanda justicia”.
El jurista analizó el antecedente del surgimiento del nacionalsocialismo alemán, en 1933. “Cuando el nacional socialismo llegó al poder los jueces no hicieron nada, es más, rivalizaban por ver quién era más hitleriano que los ministros del Führer”. De esta manera, explicó, “el totalitarismo se convirtió en guerra con un resultado que todos conocemos”.
El letrado estimó que es necesaria “una reforma del Poder Judicial pues se ha convertido en una burocracia que se niega a pensar”. En el mismo tono sostuvo que “han renunciado a la facultad de juzgar ya que solo condenar a los ladrones callejeros pero que no tienen ojos para la gran corrupción y mucho menos para el genocidio”. Como ejemplo mencionó que en Colombia “han muerto 300.000 personas en los últimos 50 años y todo ha quedado impune”.
Tocora denunció que la Corte Suprema de su país “vendía fallos para absolver o archivar casos contra los políticos que respaldan a los paramilitares” y consideró que “si los jueces se hubiesen desde el inicio, los dictadores hubiesen tenido mayor resistencia”. Como ejemplo del doble discurso recordó que en 1982, el dictador guatemalteco, Efraín Ríos Montt, “juró ante el presidente de la Corte Suprema y la Biblia que respetaría los derechos fundamentales. Pero la historia fue otra”.
“A pesar de todas estas cosas decidí ser juez. Tardé un tiempo en entender, pero siempre puse el corazón por delante cuando tuve que dictar un fallo”, reveló el jurisconsulto. “Hay que pensar, sentir y actuar”, manifestó y consideró que “muchos jueces se han negado a las tres cosas porque hacen lo que dicta la Corte Suprema, esa élite de jueces comprometidos con el poder, que se relacionan socialmente con el poder y que buscan conservar el sistema de privilegios”. Para finalizar, señaló: “Sin independencia, sin autonomía judicial y sin la articulación de los jueces con el pueblo, no hay justicia”.
Por su parte, Demetrio Iramain se refirió al reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia, referido al 2×1, con el que trató de enmendar la funesta resolución del año pasado. “El fallo de esta semana, con una nueva mayoría de cuatro a uno, con dos jueces (Rosatti y Highton de Nolasco), si bien es para celebrar, merece que digamos algunas cositas”, comenzó el periodista.
“En primer lugar, que el actual presidente de la Corte Suprema, elegido por sus pares, mantuvo el voto a favor del 2×1. Sigue siendo el juez amigo de los genocidas en la Corte y no es, ni más ni menos, que el presidente del cuerpo”. En ese sentido, recordó, además, que había aceptado jurar a través de un decreto del gobierno de Macri, que fue el que lo propuso e impulsó. “Sigue siendo el juez de los genocidas”, agregó.
En otro tramo, afirmó que lo que habría modificar, no es solo ese fallo, sino la situación procesal de los genocidas, ya que la mayoría de los condenados goza de prisión domiciliaria. “Eso es lo que tiene que modificar la Corte: que los presos genocidas condenados vayan a la cárcel, que no salgan, que no tengan beneficios”. Para sostener su afirmación, se basó de las cifras oficiales: “Hay 1300 genocidas imputados, con pruebas sobradas, que están esperando el juicio, en libertad. Para ellos no se aplica la ‘doctrina Irurzun’ como se aplica para los presos políticos de este gobierno, nuestros compañeros que están en la cárcel”, aseguró. “Eso es lo que tiene que modificar la Corte Suprema”, completó. “Hay 435 genocidas en las cárceles federales, pero hay 549, es decir más, en prisión domiciliaria. Eso es lo que se tiene que acabar porque son formas veladas de impunidad, aunque nos quieran convencer que con el 2×1 resolvieron todo”, agregó.
Por esta razón, sostuvo, es las Madres impulsan el juicio ético y político que llevaran adelante el jueves 13, a las 20 horas, en el marco de la Marcha de la Resistencia, con la participación de destacados profesionales del Derecho.
Finalmente, la presidenta de la Asociación, Hebe de Bonafini, comenzó aludiendo a la intención del gobierno de fomentar la represión policial: “Todo el mundo escuchó los disparates que dijo la Bullrich. No sé si vale la pena decir algo, porque contestarle a una borracha me parece que no tiene ningún sentido. Ella hace lo que le manda Macri, y Macri hace lo que le dice el FMI, el presidente de Estados Unidos, el G-20 y todos los que se instalaron en este país”. “Repudiamos y condenamos sus palabras. Los pueblos sabemos, los pueblos nos movilizamos y este país tiene un pueblo valiente que está siempre en la calle. No van a poder con nosotros. No pudieron con nuestros hijos y no van a poder con nosotros”, añadió.
En otro tramo, la Presidenta de la Asociación recordó y destacó a las Madres secuestradas y desaparecidas por la Marina, Azucena Villaflor de De Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco: “Hace 41 años, un 6 de diciembre, estábamos con ellas tres haciendo la solicitada, la famosa solicitada que iba a salir en un diario y había costado tan cara como casi dos departamentos”. “Juntamos la plata en la calle, con la gente, como podíamos. Era tal nuestra ignorancia que la habíamos hecho a mano y en el diario nos dijeron que no servía, ni tampoco la plata chiquita; tuvimos que ir a los bancos a que nos cambiaran. Parecía que la solicitada no quería salir”, agregó.
Así continuó con su recuerdo: “Sin embargo, con la lucha de Azucena, de Mary y de Esther, la solicitada salió. El 8 se hizo una reunión en la Iglesia de la Santa Cruz y ahí estaba Astiz, el hombre de la Marina infiltrado, el que había señalado a las tres mejores Madres, a las que nos decían cómo hacer cada cosa. A Esther, a Mary y a un grupo de compañeros los secuestraron en la Iglesia. Yo le decía a Azucena que paráramos la solicitada y saliéramos a buscarlos. Ella me decía que no, que se las habían llevado por la solicitada y que tenía que salir como sea”, rememoró Hebe.
“En esa esquina, frente a la Catedral, discutíamos y ella tenía la claridad de lo que había que hacer. Nos despedimos con un regalito cada una y nos separamos. El 10, cuando fue a buscar el diario, la secuestraron en la esquina de su casa”, narró. “No sabíamos que hacer, pero la solicitada denunciaba en los diarios la masacre del país, cuando todos decían que todo estaba bien”. “La Marina vestida de blanco secuestró a Azcuena, a Mary y a Esther y nos quedamos desoladas. Y al otro jueves esta Plaza estaba vacía. Unas pocas Madres nos animamos y dimos dos vueltitas rodeadas de policías. Fue como ganar una batalla. Nos tuvimos que poner el movimiento al hombro, ir casa por casa, Madre por Madre porque no podíamos dejar. Y todavía no se quiere hablar de la desaparición, el asesinato, la tortura y haber tirados vivas a tres Madres al río”. “Por eso hay que acordarse de ellas. Ellas no están enterradas, están vivas en esta Plaza, en cada paso, en cada momento. Siempre están presentes”, completó.
Por último, se refirió a la Marcha de la Resistencia, que las Madres están organizando para el próximo jueves 13, a partir de las 15:30 horas. “Se llaman así porque se marcha 24 horas sin parar, no un ratito. Resistir es combatir, Resistir es no cobrar la reparación económica, no considerarlos muertos”, finalizó entre aplausos.