En otra tarde gris de abril, las Madres de Plaza de Mayo realizaron la Marcha de los Jueves N° 2454 con el recuerdo vivo del Papa Francisco, quien falleció el lunes pasado a los 88 años. Con el pañuelo blanco como bandera, Carmen Arias y Josefina “Pina” de Fiore encabezaron la ronda junto a la militancia, acompañadas por Demetrio Iramain y el sociólogo y periodista Jorge Elbaum.

Desde el micrófono, Iramain propuso dedicar la marcha al “gran amigo de las Madres de Plaza de Mayo”, y pidió “un aplauso muy grande de toda la Plaza para el Papa Francisco, para ese humanista, para ese crítico tan severo y tan inteligente sobre las crueldades del capitalismo, que tanto ya estamos extrañando con su verdad tan clara, tan difícil de desmentir y tan valiente también”.

Con emoción, el poeta y docente de la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo recordó que “Francisco, más allá de que estaba a cargo de la Catedral, se tomaba el 50 para estar con los pobres del Bajo Flores, de Villa Soldati, de esa zona desangelada, olvidada sucesivamente por todos los gobiernos de la ciudad”.

Reconoció también los altibajos de la relación entre el Papa y las Madres: “Tuvieron una relación política que en algún momento los enfrentó, pero que también los unió muy fuertemente cuando Francisco llegó al cargo más alto de la Iglesia Católica. Y eso es lo que vale, ¿no? Porque es muy fácil ser compañero cuando uno no tiene ninguna relevancia. Pero cuando se tiene un cargo importante, muchos se olvidan de sus compañeros. Francisco fue al revés”.

En ese sentido, Iramain trazó una línea histórica precisa: “Francisco la llama a Hebe, la convoca, la invita a ir al Vaticano en el año 2016, cuando ya estaba Macri. Primera definición política de Francisco. Hebe decide ir. Tenían un encuentro extraordinario, de más de dos horas a solas en Santa Marta”.

Citó incluso las palabras que intercambiaron al terminar el encuentro: “Hebe le dijo: ‘Bueno, ahora cuando salga van a estar todos los periodistas. ¿Qué digo?’. Y el Papa le dijo: ‘Vos decí lo que quieras, porque yo sé que vas a decir la verdad’”.

La exposición de Iramain avanzó sobre los hechos posteriores a ese histórico encuentro. Recordó que en noviembre de 2016, luego del cruce epistolar público entre Francisco y Hebe, “la amenazan muy feo, muy fuerte. Le tocan el timbre en la madrugada, ahí al lado de la Casa de las Madres, y le dicen de todo. Ella atiende el portero y le gritan barbaridades. Acto seguido, la llaman por teléfono y le repiten exactamente lo mismo”.

Esa amenaza, explicó, “quedó en la denuncia pública. No se investigó nada. Era un hecho más del hostigamiento sistemático del gobierno de Macri contra las Madres, contra Cristina, contra todos los dirigentes kirchneristas”.

Pero la historia tuvo otro capítulo aún más inquietante en plena pandemia: “En julio del 2020, un viernes a la noche, le vuelven a tocar el timbre. Hebe se levanta como puede y otra vez lo mismo: insultos, amenazas de muerte. Ella los reputea, como hacía siempre. Y otra vez, la llaman por teléfono y repiten todo lo que le acababan de decir por el portero”.

Esta vez, sin embargo, Bonafini decidió judicializar el hecho: “Hizo la denuncia penal. El juez federal Kreplak empieza a investigar y se encuentra con que los llamados salían de un teléfono que estaba a nombre del Obispado de Avellaneda-Lanús. El titular del aparato era un ex seminarista, casado con una ex novicia. Y ese celular, lo pagaba nada menos que el obispo (Rubén Oscar) Frassia”.

Iramain no dudó: “Eran gente vinculada al obispo Frassia. Y cuando esto se estaba por hacer público, el Papa se entera. Al estilo de la Iglesia, bancó a Hebe. Forzó la salida de Frassia del Obispado. Formalmente renunció por edad, pero le faltaban meses para cumplir los 75. Francisco lo hizo renunciar de toque”.

Más adelante, trajo otra escena tensa que involucró a nuestra compañera eterna y a Frassia. “Fue en el Obispado de Avellaneda-Lanús. Hebe quería entregarle en mano una carta muy fuerte. Frassia no quería recibirla, pero al final dijo ‘no se preocupen, yo voy’». En ese momento, Demetrio contó que Hebe dio la orden ‘Vos filmá todo’», al Vasco, quien se ocupaba en ese momento de las transmisiones de Madres. «Fue un intercambio bastante subido de tono. Hebe lo reputió. Le dijo: ‘Tomá, esto es para vos’. Lo que decía en la carta, se lo dijo en la cara”, rememoró Iramain.

El clima de la intervención fue oscilando entre la emoción y la denuncia, entre la evocación de un vínculo político y afectivo, y la memoria de las amenazas, la persecución y el poder eclesiástico que aún hoy busca revancha. En ese contexto, Iramain cerró con una advertencia y un llamado:

“Ahora el Papa Francisco no está más. Pero es un desafío de todos nosotros, también de quienes no somos católicos, apoyar a los sectores que dentro de la Iglesia no quieren que vuelvan los Frassia, los Aramburu, los Quarracino, los Aguer. Están ahí, con cuchillo y tenedor, listos para dar el zarpazo y volver a hacer de la Iglesia Católica lo que siempre fue, salvo muy pocos períodos. Y uno de esos pocos, el más importante, fue este: los doce años del papado de Jorge Bergoglio, el compañero Papa Francisco”.

Al cierre, presentó al invitado de la fecha con una consigna vigente: “Vamos a seguir dándole batalla para sacarles la universidad a los de Milei, que la tienen intervenida. Aunque el Poder Judicial no nos dé la razón, nosotros la tenemos. Vamos a seguir resistiendo”, afirmó.

Acto seguido, tomó la palabra Jorge Elbaum, sociólogo, militante de derechos humanos y referente del Llamamiento Argentino Judío. “Esta es la segunda vez que estoy en este lugar. La anterior vez vivía todavía la compañera Hebe y siempre recuerdo lo que dije en aquella oportunidad, que vuelvo a sentir ahora”, arrancó . Lo hizo durante la Marcha de los Jueves N°2424, convocada por las Madres de Plaza de Mayo.

Elbaum no esquivó la emoción ni la densidad del momento: “Acá hay 60.000 ojos de 30.000 compañeros que nos miran y que han sido los que me han constituido a mí como militante popular desde que soy adolescente”. En esa línea, subrayó el rol fundacional de las Madres en la historia reciente de la Argentina: “Este país —como bien decía Demetrio recién— fue refundado por el movimiento de derechos humanos y, específicamente, por las Madres de Plaza de Mayo”.

“Si hay algo que a nivel internacional se conoce de lo que somos, de lo mejor de lo que somos, es ese pañuelo que está ahí en las rejas de esta pirámide”, afirmó, y recordó que “se nos reconoce por algo que es una batalla enorme, en una soledad inmensa de las Madres en plena dictadura militar”, cuando caminaban la Plaza perseguidas por policías, montada y generales uniformados.

Con ese marco, el periodista abordó uno de los temas más urgentes y silenciados: el genocidio del pueblo palestino. “Me hubiese gustado —y lo voy a hacer— hablar sobre una tragedia que está muy silenciada en los medios de comunicación masiva: Palestina”.

“Desde el 7 de octubre de 2023 se está produciendo una masacre, unos crímenes de lesa humanidad y un genocidio sobre el pueblo palestino”, denunció. Y trazó una genealogía precisa: primero bajo el dominio del Imperio Otomano, luego ocupado por Egipto y Jordania tras la partición de 1947, y desde 1967 por el Estado de Israel.

“Esa ocupación que ya lleva siglos impide al pueblo palestino tener su soberanía plena sobre una historia y una geografía que le es propia”, sostuvo. Según Elbaum, desde octubre de 2023 fueron asesinadas más de 55.000 personas, “entre ellas entre 15.000 y 20.000 niños menores de 10 años”.

“Desde esta Plaza de Mayo, elevamos la voz para que se tome conciencia y se vuelva a visibilizar esta tragedia”, pidió. Lo hizo, además, desde su identidad judía: “Yo vengo de una familia judía. Soy judío. Y desde esa perspectiva digo: no en mi nombre a ninguna matanza que tenga que ver con ningún pueblo”.

Reivindicó también a quienes en el judaísmo disidente se han expresado con firmeza: “El Llamamiento Argentino Judío lo ha hecho, el ICUF lo ha hecho, y en distintas partes del mundo hemos dicho: no a la masacre, no al genocidio, sí a que los palestinos tengan su Estado en libertad y soberanía”.

Más adelante, evocó el gesto del Papa Francisco, quien durante años habló todas las semanas con un párroco en Gaza. “Sentíamos una compasión enorme por ese gesto. Francisco lo hizo también con los condenados: una semana antes de morir fue a una prisión en Roma y les dijo a quienes estaban detenidos que no podía lavarle los pies pero que quería hacerse presente frente al dolor de los que más sufren”.

Esa reflexión lo llevó a trazar una diferencia nítida: “Jorge Bergoglio no fue Francisco. Francisco fue mejor que Bergoglio. Y creo que lo tenemos que decir”. Y profundizó: “Todos nosotros podemos ser un poco mejor de lo que fuimos si tenemos convicciones, si tenemos compromiso y si tenemos un vínculo específicamente con los que más sufren”.

Con esa idea como faro, cuestionó a quienes se enriquecen a costa del dolor del pueblo: “Nuestra obligación no es mirar a los actores del privilegio, sino a quienes están sufriendo: laburantes despedidos, compañeros que no les alcanza para morfar, compañeros que viven en la calle, compañeras golpeadas por sus parejas. Ese es nuestro compromiso”.

Y volvió a señalar al actual presidente: “Francisco, las Madres y la militancia popular están exactamente en la vereda de enfrente de este fascista llamado Javier Milei, que hace de la crueldad su bandera. Repito: hace de la crueldad su bandera y ama al dinero muchísimo más que a los humanos”.

Elbaum cerró su intervención con una imagen poderosa del Antiguo Testamento. “Moisés sube al Sinaí, baja y encuentra al pueblo adorando al becerro de oro. Habían cambiado la igualdad ante Dios por el culto al oro. Moisés rompe las tablas de la ley porque eso es una traición”.

Y lo vinculó directamente al presente argentino: “No se puede creer en el oro, no se puede creer en la riqueza. Eso es lo que decía Francisco y lo que nosotros, como militantes populares, tenemos que reivindicar. El oro y la riqueza están enfrente del pueblo. Hay que luchar contra ellos. Y luchar contra ellos es también luchar contra Milei y el fascismo”, sentenció.

Para cerrar, tomó la palabra Carmen Arias para despedir al Papa Francisco en nombre de las Madres. “Desde esta Plaza, queremos saludar a todo el pueblo católico y también a los de otras confesiones, ante la muerte del Papa Francisco”, dijo. Recordó que apenas supieron la noticia, el lunes 21 muy temprano, las Madres emitieron un comunicado que leyó frente a todos:

“Las Madres de Plaza de Mayo nos quedamos más solas. Los pobres del mundo se quedan más solos. Francisco nos devolvió la fe. Nos hizo entender que no todos son iguales en esa institución cuya jerarquía nos cerró las puertas de la Catedral en la cara tantas veces en plena noche de la dictadura.

Gracias, Francisco, por recibir a Hebe en Roma a pesar de su intento de detención. Gracias por tus cartas cuando la procesó este sistema judicial tan injusto que ahora quiere proscribir a Cristina y si puede, meterla presa. Gracias por tus encíclicas. Gracias por tu compromiso y tu entrega. No te olvidaremos. A partir de ahora marcharás cada jueves en nuestra Plaza, frente a tu Catedral”.

Carmen reafirmó que ese texto refleja lo que verdaderamente sienten: “Eso escribimos, porque eso sentimos. Se nos fue un humanista y un líder mundial que supo alzar la voz para denunciar la crueldad de las formas más extremas del capitalismo”.

Más adelante, agregó con firmeza: “Esperemos ahora que la Iglesia continúe por el mismo camino que transitó Francisco. Que se quede junto a los pobres como se quedó Francisco. Que salga a la calle como Francisco salió al mundo. Y que no haga una opción por los ricos como hizo hasta que llegó Francisco”.

Cerró su intervención con un mensaje lleno de ternura y convicción: “Gracias por tanto, querido compañero. ¡¡Ni un paso atrás!! Hasta el jueves que viene”.

 

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