En una tarde de sol radiante, las Madres de Plaza de Mayo realizaron la Marcha de los Jueves N° 2435 junto a la militancia, Demetrio Iramain y Claudia Rocca, presidenta de la Asociación Americana de Juristas (de Argentina). Para el cierre, escuchamos a Carmen Arias, que estuvo acompañada de Josefa «Pina» de Fiore.
En un comienzo, tomó la palabra Demetrio Iramain con un recuerdo imborrable que involucra a nuestra compañera eterna Hebe de Bonafini: «Se cumplieron 10 años de que a Hebe se le ocurrió crear un espacio político con un formato comunicacional que era la Hormiguita Colorada», recordó, aludiendo al origen de un proyecto que lo conectó profundamente con las Madres de Plaza de Mayo.
Desde entonces, y tras esa primera experiencia en noviembre de 2014, Iramain asumió la tarea de hablar en la Plaza de Mayo cada jueves. «Al principio nos alternábamos con compañeros de prensa y de la radio, y yo lo hacía en representación de la revista. Pasaron los compañeros, pasaron cosas, y acá estoy, 10 años después, hablando en la plaza», reflexionó.
Este repaso inicial no fue un gesto de vanidad, sino una invitación a reflexionar sobre lo que significa tomar la palabra en un espacio de las Madres. «Si algo aprendí de las Madres de Plaza de Mayo es que los espacios que nos confían no son un regalo: son una responsabilidad. La conducción política de esos espacios es de las Madres de Plaza de Mayo», subrayó con firmeza. Iramain destacó que este principio siempre estuvo presente, tanto cuando Hebe estaba físicamente en la Plaza como ahora que cambió de casa.
Con un tono pausado pero enfático, detalló cómo este compromiso se hizo carne en cada lugar en el que participó: «Así fue en la librería, en el periódico de la segunda y tercera épocas, en la revista, en Sueños Compartidos, en los programas de radio, en la plaza y también en la Universidad.» Este recorrido no es menor, pues da cuenta de la persistencia y la amplitud de los espacios que las Madres han sabido construir y sostener.
En ese sentido, recordó las intensas luchas de las Madres, como la reciente defensa de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo: «Se pelearon tanto con la universidad este año, para que se cumpla la voluntad política de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.» Este conflicto no es aislado, señaló, y representa la constancia con la que las Madres han defendido sus espacios frente a intentos de intervención y vaciamiento.
Cuando Iramain toma el micrófono en la Plaza, lo hace, según sus propias palabras, con un compromiso que va más allá de lo personal: «Trato de interpretar la línea política de las Madres de Plaza de Mayo y aportar en función de ella. No necesariamente digo lo que pienso, o no digo todo lo que pienso, porque ocupar este micrófono también implica una responsabilidad política.» Este ejercicio de autocontención y disciplina, dijo, es parte del compromiso que las Madres exigen a quienes eligen militar junto a ellas.
La militancia, explicó Iramain, no se trata de imposiciones sino de decisiones conscientes: «Elegimos estar acá, todos los jueves, acompañándolas en esta plaza, sin importar si llueve, si hace calor como hoy o si hace el frío de los inviernos.» Además, resaltó un principio fundamental que las Madres han sostenido desde siempre: la apertura al diálogo honesto y respetuoso. «Las Madres no le cierran la puerta a nadie que venga a dialogar con honestidad. Eso es lo que nos exigen: honestidad», afirmó.
Finalmente, Iramain cerró con un mensaje que resume el espíritu de las Madres y de quienes militan junto a ellas: «Seguimos acá con ellas, mientras ellas estén. Ese es nuestro compromiso. Ese es el mío. Estoy seguro de que es el de todos ustedes también.»
La Marcha de los Jueves N° 2435 de las Madres de Plaza de Mayo tuvo como invitada a Claudia Rocca, presidenta de la Asociación Americana de Juristas (Argentina), quien ofreció un discurso cargado de emoción y reconocimiento hacia la lucha inquebrantable de las Madres. «Estoy muy agradecida por esta convocatoria y esta invitación. Porque además estoy muy emocionada, llevo más de 40 años de este lado, del lado donde están ustedes, admirando a estas mujeres que nos enseñaron no solo a resistir sino a construir una sociedad mejor», comenzó diciendo.
Rocca destacó la valentía y determinación de las Madres en «la noche más oscura de nuestro país, en medio del horror» y recordó cómo, con el tiempo, ese horror empezó a despejarse gracias al acompañamiento de personas como el Dr. Rodolfo Pérez Esquivel y otros juristas que trabajaron incansablemente para lograr avances como la imprescriptibilidad del delito de apropiación de niños. «Decía que estas mujeres nos enseñaron a salir de la noche más oscura, y entonces vino el Juicio a las Juntas, que tuvo sabor amargo también, y luego de nuevo la oscuridad con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Pero ellas siempre siguieron. Siempre siguieron», enfatizó.
La oradora remarcó un aspecto fundamental de la lucha de las Madres: «Jamás pidieron venganza, siempre pidieron justicia. En medio de un país donde los mayores representantes fomentan el odio, las Madres jamás se manifestaron ni pidieron un solo acto de violencia. Nunca se les tocó un pelo a ninguno de los genocidas ni a sus cómplices civiles. Siempre se exigió justicia, por supuesto con la memoria y con la verdad. Esos fueron los pilares que nos enseñaron a sostener».
Al conectar ese legado con la actualidad, Rocca señaló que «hoy es importante, en términos de mantener la templanza y tener claro cuál es el camino en esta nueva noche oscura. No fue sin el reconocimiento de un gobierno a este enorme movimiento de derechos humanos que nos permitió entonces retomar la pelea». Además, subrayó la importancia del papel del poder judicial en ese contexto: «Se le exigió a un poder judicial que procediera al juicio y castigo tanto a los genocidas como, ejemplarmente, a muchas de las empresas responsables. No nos olvidemos de esto: hubo un poder económico que se benefició sin ninguna duda del horror, como lo hay hoy».
La presidenta de la Asociación Americana de Juristas también advirtió sobre las continuidades históricas de las estructuras de poder que sostienen la injusticia: «Este nuevo poder económico que surgió en 2008 volvió a trabajar en la influencia y la cooptación de este poder judicial, y nos encontramos frente a lo que denominamos lawfare o la persecución judicial de nuestros líderes políticos y sociales». En ese sentido, señaló casos paradigmáticos, como el de Evo Morales, y destacó que esta práctica tiene como objetivo desmantelar el Estado social de derecho y debilitar la democracia. «Hoy tenemos derogada nuestra Constitución, nuestras garantías más básicas, en pos de un poder económico devastador que nos está pauperizando a todos», afirmó.
Rocca denunció la complicidad del poder judicial en esta «devastación y entrega» de los bienes comunes y recursos estratégicos de la Argentina. «Ha salido un decreto hace pocos días vendiendo más de 700 bienes del Estado. Están en licitación las energéticas, las usinas nucleares, las empresas de tecnología. Nada de esto sería posible si no hubiera un poder judicial cómplice que incumple con su obligación constitucional de controlar y defender nuestra Constitución Nacional», denunció.
La oradora también trazó un paralelo entre los hechos del pasado y las amenazas actuales, subrayando cómo «las mismas estrategias de saqueo y represión se reciclan con nuevos nombres y rostros, pero siempre con el mismo objetivo: perpetuar la desigualdad y someter a los pueblos». En este contexto, destacó que «las Madres nunca claudicaron, incluso en los momentos más oscuros de nuestra historia, y nos dieron una lección de dignidad y resistencia que hoy más que nunca debemos tomar como bandera».
Además, Rocca hizo hincapié en la necesidad de unidad frente a estas adversidades: «Tenemos que estar todo el tiempo recurriendo a la unidad, a la colaboración y a la fraternidad para sostenernos como nuestras instituciones y como espacio en el medio de esta devastación». Subrayó que el legado de las Madres no solo radica en su lucha por la justicia, sino también en su capacidad para inspirar y convocar a generaciones enteras a construir un mundo más justo.
En un tono firme y esperanzador, Rocca afirmó: «Ya nos enseñaron el camino. Ya sabemos que en esta confluencia, en esta unidad, en esta aceptación de la diversidad y de la diferencia, pero todos unidos luchando contra este mismo poder económico devastador, vamos a recuperar nuestra democracia y nuestro país». Finalmente, cerró con una consigna cargada de fuerza y determinación: «Eso sí, como nos enseñaron nuestras Madres, con mucha memoria. Con mucha memoria de quienes traicionaron y de cómo llegamos a este punto. No pasarán. Hasta la victoria siempre».
Para cerrar la Marcha N° 2435, tomó el micrófono Carmen Arias, quien trajo al presente un discurso de nuestra compañera eterna Hebe del día. Carmen comenzó dirigiéndose a los presentes con palabras que reflejaban el compromiso inquebrantable de las Madres con la lucha organizada y reflexiva. «Para las Madres la formación política, el estudio, la planificación, son fundamentales», inició, marcando el tono de su intervención.
En sus primeras palabras, enfatizó que ninguna batalla puede ganarse sin preparación. «No hay posibilidad de victoria si no nos preparamos. Cualquier lucha que pase por alto esa condición está condenada a ser no más que un testimonio», señaló, resaltando que tanto las Madres como sus hijos no luchaban solo por el reconocimiento de su razón, sino por conquistar la victoria en cada batalla emprendida.
Luego, Carmen mencionó con orgullo los logros institucionales de las Madres: «Por eso tenemos una Universidad. Por eso tenemos una radio. Y por eso apoyamos y celebramos las Jornadas que nuestra Universidad realizó entre el martes 10 y hoy jueves». Su mensaje destacó la relevancia de la formación como una herramienta para la transformación social.
En ese contexto, Carmen recuperó un discurso pronunciado por Hebe en 2014, durante un seminario de formación política en la Universidad Popular. Con voz firme y emotiva, compartió las palabras de Hebe sin modificar ni una sola frase:
«Yo estoy muy contenta de que esta Universidad crezca a pesar de todas las dificultades que tenemos y que crezca bien y que la tome cada uno como propia. Para mí es un orgullo que esté abierta la puerta para que en estas clases de formación política puedan venir todos.
A mí me parece que el tema de la política lo hemos sufrido muy en carne propia las Madres, cuando nosotros empezamos a hablar de plan económico, de los Martínez de Hoz. Y hablamos de la rural, ya estaban los políticos, los cogotudos que nos decían: “Ay las Madres, cómo se perdieron, están hablando de política, qué lástima, no hagan política Madres”.
Y nosotros, que éramos bastante pelotudas, no nos dábamos cuenta que haber ido a la Plaza fue el primer paso político más grande que podíamos haber dado, pero no nos dábamos cuenta. Entonces hay que romper con esos moldes y tenemos que tener la fuerza suficiente para discutir y nos tenemos que animar a discutir.
No hay nada que sea chiquito, porque si nosotros hubiéramos pensado que éramos tan poquitas, aquel 30 de abril, sólo 14 Madres, con esa monstruosidad de la dictadura, hoy no tendríamos ni esta Universidad, ni estaríamos acá.
Paciencia, tiempo, política, comprensión, abrirse, hablar, discutir, que te caguen a palos, no importa, pero yo voy a decir lo que pienso, y la política tiene que ver con la solidaridad, con sentir profundamente lo que le pasa al otro, la falta de trabajo, de educación, de agua, de luz, de cloacas. La política se hace opinando, se hace acompañando, y sobre todo, la política tiene que tener amor, y el amor tiene que ser por el otro.
Ese «El otro soy yo», que las Madres decimos hace tantos años, es algo que hacían nuestros hijos. «Mamá, nos tiene que doler hasta sangrar lo que le pasa a los demás, hay mucha pobreza, hay mucha desigualdad, hay mucha tristeza en la gente», así nos decían.
Por eso para las Madres, es más importante ver un niño feliz que un milico preso. Miren lo que les digo.
Porque el milico se va a morir, pero ese niño feliz es nuestro presente y es nuestro futuro, y nadie que no tenga una infancia feliz, con lo que tenga, puede ser después un buen político».
Al terminar la lectura, Carmen retomó la palabra para reforzar el mensaje de Hebe, vinculándolo con las luchas actuales. «Hebe tenía razón. Los milicos genocidas se están muriendo. Pero los chicos pobres, condenados a vivir una vida miserable, siguen naciendo todos los días», sentenció con crudeza y claridad.
Finalmente, Carmen cerró su intervención con un llamado a la acción: «Por ellos tenemos que seguir luchando todos los días. Hasta el jueves que viene». Sus palabras resonaron como un compromiso renovado, dejando en el aire la certeza de que la lucha continúa.