Hola Jesús, ¿Cómo estás? Tranquilo me imagino porque, según escuche, te fuiste a dormir y no despertaste.
¿Querías morir así? Tan raro como decía tu madre, tan raro como un perro verde.
Nunca voy a terminar de agradecerte los reportajes que me hiciste, ya que gracias a vos me conoció mucha parte del mundo.
Te abrazo fuerte, fuerte, fuerte. Seguro que habrás conseguido la tranquilidad que tantos años buscaste.
Hasta que nos encontremos en alguna nube, un abrazo…
Hebe de Bonafini